Estrella, la amiga de Pepita, estaba feliz con su corona de estrellas.
–Soy Estrella y tengo estrellas –repetía una y otra vez.
Cada vez, doña Beatriz le decía que no interrumpa la historia que ella les estaba contando; pero Estrella se olvidaba y volvía a repetir: «¡Soy Estrella y tengo estrellas!»
Pimienta, que había recibido la corona para representar al rey Herodes, bromeó con Estrella, diciendo:
–Soy Herodes y tengo una corona. ¡Tú tienes estrellas pero yo tengo una corona!
–No te sientas tan orgulloso –le dijo su amigo Sal–. El rey Herodes era un rey malo.
–Pero yo soy un Herodes bueno –dijo Pimienta.
–Herodes buscó al niño Jesús para matarlo –dijo Pepita.
–Yo soy un Herodes bueno –volvió a decir Pimienta.
–Yo soy una maestra buena –dijo doña Beatriz, y sacó una estrella de una caja sobre la mesa. La estrella tenía un palito para que sea fácil sostenerla.
UNA ESTRELLA PARA ESTRELLA
–Estrellita, ahora serás la estrella de Belén –le dijo doña Beatriz y le dio la estrella–. Vas a guiar a los magos para que encuentren a Jesús. ¡Eres una estrella brillante!
–¡Bravo! Soy la estrella de Belén –gritó Estrella.
Fue una tarde muy divertida. Cada uno de los niños representó a uno de los personajes de la historia del nacimiento de Jesús. Doña Beatriz había llevado disfraces para todos, y una muñeca para que represente a Jesús.
Pimienta, que había estado tan orgulloso de su corona, ya no quería ser Herodes.
–¿Quién quiere mi corona? –preguntó al sacársela–. Yo quiero ser uno de los reyes magos.
Nadie quería ser el rey malo; pero al fin Sal aceptó serlo.
Los padres de doña Beatriz estaban de visita, así que ella los invitó a que vieran la actuación.
–Me llamo Estrella y soy la estrella de Belén –dijo Estrella y le dio un fuerte abrazo a la mamá de doña Beatriz. A ella le gusta sonreír y dar abrazos.
ESTRELLAS PARA TODOS
Después que los niños actuaron la historia de los pastores y el pesebre, y de los magos y los regalos que ofrecieron al niño Jesús, doña Beatriz sacó más estrellas de su caja y dio una a cada uno.
–Las estrellas tienen palabras –dijo la buena vecina–. Con las palabras vamos a formar un versículo.
–A mí me tocó “Jesús” –gritó Pimienta.
–Yo tengo la palabra “Dios” –dijo Estrella.
–A mí me tocó “triunfo” –dijo Sal–. Eso significa “victoria”. Me gusta esa palabra.
Uno por uno mencionaron la palabra que les había toca-do y empezaron a formarse en orden. Doña Beatriz les ayudó. Los que no tenían palabras en su estrella se sentaron, y leyeron lo que sus compañeros formaron:
Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús.
–Cuando los magos visitaron a Jesús, ¿por qué regresaron a su país por otro camino? –preguntó doña Beatriz.
–Porque soñaron que debían hacerlo –dijo Pimienta.
–Dios les advirtió que no vuelvan al palacio –dijo Sal–. Era porque Herodes iba a buscar a Jesús para matarlo.
–Vamos a aprender lo que significa andar por otro camino –dijo doña Beatriz–. Haremos un abecedario que muestra cómo seguir por otro camino. Lo llamo el camino de victoria.
UNA CANCIÓN DE VICTORIA
Pepita y Estrella inventaron una canción acerca del «otro camino» y la cantaron con una melodía alegre.
Con Jesús vamos por otro camino.
Con Jesús vamos por el camino de victoria.
Varios de los niños se unieron con ellas y cantaron. Doña Beatriz también cantó. Les dijo que tenían todo un año para aprender del camino de victoria.
–Quiero que todos piensen en una palabra para nuestro abecedario. En la próxima reunión lo armaremos.
–Fácil –dijo Pimienta–. ¡Para mí que la A es por amor!
Pepita y Estrella se despidieron y fueron cantando la canción de victoria por el camino de regreso a casa.
–Yo digo que la V es por victoria –dijo Estrella. Luego le sonrió a su amiga Pepita y le dio un fuerte abrazo.
MIS PERLITAS
En Mis Perlitas está todo lo que corresponde con esta historia.