Celebrando 100 años

Gracias a todos los que han apoyado a Cristina en oración.
Su salud ha mejorado y ahora podemos hacer Perlitas nuevamente.

 

Es un placer para mí volver con ustedes después de los meses de silencio debido a la pandemia. En la siguiente serie de Perlitas voy a contar algunas experiencias de mi vida misionera. De niña Dios me llamó para que lleve a los niños el evangelio. Para celebrar 100 años desde que comenzó mi historia voy a publicar algunos momentos de mi vida. Serán similares a Perlitas que publiqué hace cuatro años.

Explicación del multimedia «Celebrando 100 años»

  1. Todo comenzó en Suecia.
  2. En 1920, el pastor de la iglesia donde mi padre conocería el evangelio miró un mapa de Sudamérica y oró a Dios por misioneros que vayan a Chile y Perú.
  3. Ese año, el 30 de septiembre, nació mi padre, PER HUGO. Sus padres eran Erik y Edit.
  4. En 1921, el 14 de noviembre, nació mi madre, BRITA ELISABET. Sus padres eran Stig y Signe.
  5. Se conocieron en la compañía telefónica. Per Hugo era electricista y Brita Elisabet era telefonista.
  6. Brita miraba de reojo al electricista y lo admiraba por su sonrisa cautivadora. «Ese muchacho sería un buen esposo para ti –le dijo una de sus compañeras–, porque ustedes son religiosos.»
  7. Un día, el joven con sonrisa cautivadora invitó a Brita a salir a pasear en bicicleta. Salieron a montar al campo, afuera de la ciudad. Ese paseo en bicicleta fijó el rumbo de sus vidas y fue el comienzo de más de cincuenta años de trabajo misionero.
  8. Se casaron el 31 de marzo de 1945.
  9. Desde pequeña, Brita sabía que Dios la había escogido para que sea misionera; pero ella no quería obedecer el llamado de Dios. Pero Per estaba decidido a ser misionero. Ella comprendió que era mejor para ella obedecer a Dios.
  10. A veces era difícil para mis padres cubrir los gastos de la familia. Cuando a Per le ofrecieron trabajo en México, en una compañía de teléfonos sueca, y con buen sueldo, mi padre contestó: «Yo no vendo mi llamado por dinero.»
  11. Me siento orgullosa de que mi padre no se dejó tentar por un buen sueldo, sino que siguió fiel en su obra misionera.
  12. El paseo en bicicleta fue el comienzo de toda una vida de servicio a Dios.
  13. Ahora que eres niño seguramente no andas pensando en la persona con quien te vas a casar. Escoger la persona con quien te casarás es una de las decisiones más importantes de tu vida.
  14. Desde ahora, empieza a orar a Dios que te dé la pareja que sea mejor para ti. Pide que Dios guíe tus pasos para que tengas una familia feliz cuando seas grande.
  15. En Perú conocen a mis padres como Pedro y Brita Anderas. Ellos dedicaron más de 50 años haciendo obra misionera en Chile y Perú.
  16. Dios respondió a la oración del pastor sueco que pidió misioneros para Chile y Perú. Se cumplen ahora 100 años desde que él hizo esa oración.
  17. El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado, y tu ley está en medio de mi corazón. Salmo 40:8 Nada vale más en la vida que cumplir la voluntad de Dios.
  18. Es un honor para mí, la Tía Margarita, celebrar los 100 años desde la oración del pastor sueco y el nacimiento de mi padre.

Es emocionante cómo Dios respondió a la oración del pastor que pidió misioneros para Chile y Perú. Me encanta que los niños puedan aprender cómo Dios guía nuestros pasos. Anímalos que desde ahora empiecen a orar por la persona con quien se casarán, para que formen una familia feliz, que sirva a Dios.

Homenaje a mis padres

Incluyo también un breve multimedia «Homenaje a mis padres». Per y Brita Anderås es el nombre sueco de ellos. La «å» es una letra que no hay en castellano y la sustituimos con «a».

  1. Soy la hija mayor. La pequeña es Agneta y la otra hermana es Ingrid. Al muchachito le decíamos Pepito, aunque su nombre era Per Roland. Después lo cambiamos a Pepe, y así se ha quedado hasta ahora.
  2. Culto de bienvenida en Örebro, Suecia. La familia ha aumentado con el tarmeño Lasse, cuyo nombre es Lars Gunnar Samuel.
  3. En esta foto estamos reunidos en O’brien, La Florida. De izquierda a derecha las familias de Lasse y su esposa Lilo, mi esposo Beni y yo con nuestras dos hijas, después Pepe y Sherryl y sus cuatro hijos, e Ingrid y su esposo Bertil y sus cuatro hijos. No estaba presente la familia de mi hermana Agneta.
  4. Su mayor obra misionera mis padres realizaron en Huancayo, Perú.
  5. Jóvenes del Instituto Bíblico Betel, que mis padres fundaron para preparar SIERVOS. Ese era el título que se daba a los graduados: Siervos de Dios.
  6. Mi madre en la cocina del Instituto Betel y frente a la pared de entrada del mismo.
  7. Mi padre, que me colaboró en pasar de forma electrónica todas las Perlitas que solamente tenía impresas.
  8. Los dos amores, que desde el paseo en bicicleta fueron inseparables.
  9. Más de 50 años sirvieron al Señor.

Mis padres ya han pasado a la Gloria; pero quiero honrarlos en este día y agradecer a Dios por el ejemplo de fe y confianza en Dios que me han dado.

El versículo para memorizar enfoca la dicha de hacer la voluntad de Dios. Al meditar en la vida de mis padres y pedir a Dios que me dé un versículo, el Salmo 40:8 vino a mi mente. Espero que todos sintamos eso, que nos agrada hacer la voluntad de Dios.

La Perlita 501

Historia:  501 El comienzo en bicicleta

Historia en color:  501 El comienzo en bicicleta color

Hemos añadido la Hoja y la Actividad en A4 para los que usan ese tamaño de papel.

Hoja para colorear:  501 Amo tu ley     A4: 501 A4 Amo tu ley Hoja

Actividad:  501 Amo tu ley     A4: 501 A4 Amo tu ley Actividad

Grande:  501 Hoja grande    501 Actividad grande

Respuesta: Me agrada hacer tu voluntad.
                       Llevo tu enseñanza en el corazón.

Tarjetas bíblicas:  TB Salmo 40_8 RVR      A4: TB Salmo 40_8 RVR

Poster:  501 Poster Salmo 40_8

Lámina:  501 El comienzo en bicicleta

Multimedia PPT:  501 Celebrando 100 años     PDF:  501 Celebrando 100 años

Homenaje PPT:   Homenaje a mis padres   PDF: Homenaje a mis padres

Por qué Amy no recibió ojos azules

Amy tenía un solo deseo: tener ojos azules. No porque sus ojos fueran feos, al contrario, eran de un hermoso color café; pero quería tener ojos azules como los de su mamá.

Dios escogió a Amy desde que era muy pequeña, aun antes de que naciera. Él tenía un plan muy emocionante para su vida, por eso le dio ojos de color café.

Cuando Amy pidió a Dios ojos azules, la respuesta fue «no»; pero no también es una respuesta.

Misionera en la India

De muy niña, Amy entregó su corazón al Señor Jesús y prometió servirle y hacer su voluntad. Cuando Amy creció, viajó como misionera a la India.

Desde un principio se esforzó en aprender el idioma que se hablaba allí, para contar a la gente del amor de Dios. Muchas veces deseaba disfrazarse como una mujer india para entrar en alguno de los enormes templos de piedra, donde muchos niños habían sido ofrecidos para servir a dioses falsos.

La India era un país con muchos secretos y Amy estaba decidida a descubrir algunos de ellos. ¿Cómo podría contar a la gente acerca del Dios vivo y verdadero, y de Jesucristo que murió en la cruz para perdonar sus pecados?

Un teñido perfecto

Amy era de Irlanda, y una mujer extranjera no podía andar libremente por las calles, ni podía entrar en los templos de ese país. ¿Qué podía hacer? Su Padre celestial le mostraría cómo hacerlo.

Amy hizo algunos experimentos, hasta que descubrió que con café en polvo podía teñirse los brazos y la cara para que aparecieran de un color como el que tenían las mujeres indias.

Después de pintarse los brazos y la cara, se puso ropa típica de la India: una túnica como usaban las mujeres, y un turbante sobre la cabeza, enrollado en un brazo.

«Te pareces a una mujer de aquí –le decían sus amigas–. ¡Qué suerte que tus ojos son de color café y no azules! Si no fuera por esos ojos castaños, no pudieras hacerte pasar por una mujer india.»

Ojos de color café

¿Ojos de color café y no azules? Amy recordó la gran tristeza que tuvo de niña cuando pidió ojos azules y Dios le dijo que no. Ahora comprendió por qué. Necesitaba ojos de color café. ¡Dios le dio la mejor respuesta!

Un día, vestida con su mejor disfraz, Amy entró por las puertas de un gran templo. En una enorme torre estaba sentado un ídolo negro, sucio y pegajoso. En la pared colgaban platillos con mechas ardientes y detrás del ídolo había un cuarto oscuro, con telarañas.

Amy tembló al ver que ese lugar tan feo era el único templo que la gente conocía y que ese pequeño monstruo gordo era el dios de la India. Era un dios muerto que no podía escuchar ni contestar las oraciones.

«Mamá» para muchos niños

Desde ese momento, Amy sabía por qué Dios no le había dado ojos azules. Él la necesitaba para salvar a muchos niños que no tenían mamá ni papá. Amy fue una mamá para ellos. Más de cincuenta años se quedó en la India, amando y cuidando a casi mil niños sin hogar.

Han pasado muchos años desde que los ángeles de Dios llevaron a «mamá» Amy al cielo. Está allí esperándonos para que nos cuente qué bueno fue que Dios le dijera que no cuando ella pidió ojos azules. Junto con Amy están muchos niños y niñas de la India, que por la bondad de ella conocieron a Jesús.

MIS PERLITAS

Todo el material referente a esta historia está en Mis Perlitas.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La niña que pidió ojos azules

Una semana antes de la Navidad, el año 1867, nació en un pequeño pueblo de Irlanda una niña con lindos ojos de color café.

Sus padres le pusieron el nombre de Amy. Ella creció en un pueblo junto al mar, y desde muy pequeña llegó a amar los colores y los sonidos del océano. Su color favorito era azul, como el color de los ojos de su mamá.

Desde muy pequeña, su gran deseo era tener ojos azu­les. No estaba contenta con sus ojitos de color café: brillantes, traviesos y llenos de vida.

Amy siempre escuchó hablar del Hijo de Dios, el Señor Jesús. Sus padres le leían la Biblia todos los días.

Ella aprendió que Jesús la amaba y que había venido del cielo para morir por sus pecados en la Cruz y ser su Salvador. También sabía que Jesús no está muerto sino que vive y que escucha las oracio­nes.

Amy pide ojos azules

Amy tenía solamente tres años cuando le pidió al Señor que le diera ojos azules. Una noche, se arrodilló junto a su cama y oró a Dios, pidiendo que cambiara sus ojos de color café por un hermoso azul. Pidió con toda fe, y estaba convencida de que iba a contestar su oración.

«Dios siempre contesta las oraciones», le había dicho su mamá muchas veces.

Amy sabía que Jesús había prometido: «Pidan, y se les dará… Porque todo el que pide, recibe.» Confiada en que esas palabras eran verdad, se durmió.

A la mañana siguiente, se despertó feliz como un pajarito. Rápidamente fue a mirarse en el espejo. Es­taba emocionada pensado en que tendría ojos azules.

¿Ojos azules? ¡NO! Solamente unos trágicos ojos de color café se reflejaban en el espejo. Unos ojos muy tristes. ¡Dios no había contesta­do! Nada había ocurrido.

No también es una respuesta

Amy había orado, se había porta­do bien (aunque no es porque te portas bien que Dios responde a la oración), había creído en Dios; sin embargo, Él no había contestado a su oración.

Amy hizo un esfuerzo por no llorar. Entonces pasó algo muy importante. Tal vez lo oyó en el apagado cuchi­cheo de las olas, quizá su mamá al entrar al cuarto se lo dijo. Tal vez Dios mismo estaba ayudando a Amy a entender un secreto que ella iba a recordar por el resto de su vida: «No también es una respuesta.»

Las palabras llegaron tan claras a su mente, como si alguien las hubiera dicho en alta voz. Amy pensó que Dios no había prestado atención cuando oraba… pensó que Él sencillamente no había contestado; pero sí contestó la oración de Amy, aunque la respuesta fue «no».

Los planes de Dios

Muchos años más tarde, Amy en­tendió por qué Dios no le dio ojos de color azul. Él tenía un plan muy emocionante para su vida. Para cumplir ese plan, Amy necesitaba ojos de color café.

Dios tiene un plan también para tu vida, y por medio de las experiencias de cada día, Él quiere enseñarte lecciones muy importantes.

Si le pides algo, y la res­puesta es «no», recuerda que Dios sabe lo que es mejor para ti. ¡No también es una respuesta!

¿Tienes un deseo especial? ¡Cuéntaselo a Dios en oración! Cualquiera que sea la respuesta, ten la seguridad de que es la mejor para ti.

MIS PERLITAS 424

Encuentra en MIS PERLITAS dibujos, actividades, láminas, tarjetas bíblicas
y multimedia para esta historia.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aventura en la selva peruana

Cuando vas a la escuela, entiendes lo que dice tu maestro, ¿verdad que sí? Lo entiendes porque habla tu idioma. Cuando yo crecí a veces no entendía al profesor porque él hablaba otro idioma. Eso pasó porque mis padres eran misioneros y habían viajado de su patria, Suecia, a Chile en Sudamérica para predicar el evangelio. Después fueron al Perú.

Yo estudié en 4 países, en 4 idiomas, y en 12 escuelas. Ahora te voy a contar lo que pasó cuando mis padres nos mandaron a Tournavista, en la selva del Perú, a estudiar en una escuela americana para hijos de misioneros. Yo hablaba un poco de inglés; pero mis hermanas, no. Iba a ser difícil entender a nuestros profesores antes de que aprendiéramos el inglés.

UNA ESCUELA EN LA SELVA

Para llegar a la escuela tuvimos que viajar en avioneta. Yo tenía 12 años de edad, mi hermana Ingrid tenía 9 años y nuestra hermanita Agneta tenía 7 años. Éramos tres gringuitas que viajaríamos solas, a un lugar desconocido, a estudiar en una escuela donde no hablaban nuestro idioma. ¡Qué valientes éramos de viajar solas y qué valientes nuestros padres que nos mandaron solas!

Pero yo no era muy valiente. La verdad es que era una niña muy tímida. Con el tiempo y los años he ganado confianza, así que si tú que lees esto eres tímido, anímate. Vas a aprender a ser valiente.

UNA AVENTURA EN EL AIRE

La primera aventura que tuvimos pasó en el aire, en medio del vuelo. Mi hermanita Agneta estaba sentada junto a la puerta de la avioneta. De repente, ¡se abrió la puerta! De no haber sido por un pasajero atento, ella se hubiera caído del avión. Caerse de un avión no es como caerse de un auto. El avión vuela a miles de metros sobre la tierra. El Señor Jesús protegió a mi hermanita. Ella estaba en las manos de Dios.

Misionerita timida

LA VISITA EN PUERTO INCA

Hicimos algunas paradas en pequeños puertos y aldeas. Una parada fue en Puerto Inca. El piloto dijo que tenía que arreglar un desperfecto en la avioneta. No recuerdo si pudo hacerlo durante el día o si tuvimos que quedarnos a pasar la noche allí. Lo que recuerdo es que fui muy tímida y que no me atreví a confesar el nombre de Cristo. Han pasado casi 60 años desde ese día, y hasta ahora me avergüenzo de no haber hablado de Cristo a los pobladores de Puerto Inca.

Allí estábamos Ingrid, Agneta y yo, seguramente bastante asustadas de estar solas en ese lugar. Entonces se acerca un hombre, muy feliz de vernos, y dice que había visto en sueños que íbamos a llegar, y que les traeríamos el evangelio. Yo me avergoncé. En mi timidez no supe qué decir, y no dije nada.

Amiguito/a de La Perlita: ésta es una de las experiencias más tristes de mi vida. Lo peor que podemos hacer es avergonzarnos de Cristo. Ese día no tuve la valentía de confesar al Señor Jesús.

NO TE AVERGÜENCES DEL EVANGELIO

El apóstol Pablo fue valiente. Predicó el evangelio aunque a veces fue azotado y encarcelado por los que no querían oír la Palabra de Dios. En una de sus cartas escribió: «No me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios.»

Yo podría haberles hablado de Jesús en Puerto Inca. Al llegar a Tournavista conocí a unos misioneros que me invitaron a acompañarlos los domingos por la tarde a hacer una escuela dominical en el pueblito. ¡Allí no me avergoncé!

Sé valiente; no te avergüences del evangelio. Si eres tímido, pide al Señor Jesús que te dé valor para que nunca dejes de confesar su nombre.

Romanos 1_16

Si no has recibido a Jesucristo como tu Salvador, hazlo ahora mismo. Confiésale tus pecados e invítalo a que sea el Señor de tu vida. El evangelio es poder de Dios para salvación a todo el que cree.

¡Cree en Jesucristo y serás salvo!

 

Para imprimir: La Perlita 322 Aventura en la selva peruana

Historia en color: 322 Aventura en la selva peruana

Hoja para colorear: 322 El evangelio Hoja

Póster: 322 Poster Rom 1_16

Actividad: 322 El evangelio

 

La niña que nació un Viernes Santo

Recuerdos de Evita

Quisiera contarte de mi hija Eva-Marie. Sus amigos le decían Evita. Ella nació el 27 de marzo de 1970. Ese día era Viernes Santo.

Evita tenía una enfermedad llamada fibrosis quística, que afecta principalmente los pulmones pero también el estómago. En los pulmones se acumula moco espeso y pegajoso. El problema con el estómago es que no se digieren bien los alimentos.

SIEMPRE SABOR A SAL

Otro problema de los que tienen fibrosis quística es la sal que se acumula en el sudor. Evita siempre tenía sabor a sal.

No hay ningún tratamiento para curar esta enfermedad; pero hay tratamientos que mejoran los síntomas y alargan la esperanza de vida.

Cuando Evita era pequeña y le dieron el diagnóstico, el doctor dijo que máximo viviría hasta los 12 años; pero Evita vivió 31 años.

A Evita le administraron muchos antibióticos. Tomaba pastillas, y le daban medicamentos inyectándolos en las venas y por inhalación. Toda su vida fue una lucha para descongestionar las vías respiratorias.

UN MILAGRO ANDANTE

Muchas veces Evita tuvo que ser hospitalizada; pero en medio de todas sus luchas Dios hizo milagros. Una vez un médico le dijo que era un milagro andante.

Pasé mucho tiempo orando a Dios por la sanidad de Evita. Dios no la sanó aquí en la tierra; pero ahora que está en el cielo ya no tiene problemas, porque allí nadie está enfermo.

En la escuela muchas veces se burlaban de Evita. Ella no tenía fuerzas para hacer las actividades que hacían los demás. Otra cosa era que siempre tosía. Ella tuvo que aprender a toser para botar el moco y la flema que se acumulaban en sus pulmones.

En las noches buscábamos algo bueno en qué pensar.

Si estás en la escuela y tus compañeros te tratan mal, haz lo posible por pensar en las cosas buenas que te pasan. Cada noche Evita contestaba la pregunta: «¿Qué cosa bonita te ha pasado hoy?» ¡Siempre hay algo bueno!

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LA MAESTRA EVA-MARIE

Lo que más le gustaba a Evita era enseñar la Palabra de Dios. Su papá y yo éramos misioneros en Huancayo, Perú. También sus abuelos eran misioneros.

En Huancayo Evita por primera vez habló a los niños de la escuela dominical acerca de Jesús. En toda oportunidad que tenía, ella enseñaba. Le gustaba ser maestra. Cuando nos mudamos a Cochabamba, Bolivia, allí también enseñó.

A los 10 años de edad Evita predicó por primera vez. Ella habló del cielo y de los cristianos que somos la esposa de Cristo. Un día Jesús va a venir para llevarnos a nuestro hogar eterno. Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva. En Apocalipsis 21 puedes leer lo maravilloso que será.

UN HOGAR EN EL CIELO

Jesús nos está preparando un hermoso hogar en el cielo.Evita ya está allí con Dios. Tal vez te preguntas cómo lo sé. Lo sé porque cuando entregamos nuestro corazón a Cristo y lo aceptamos como nuestro Salvador, podemos tener la seguridad de que un día estaremos en el cielo con Dios

«Es muy emocionante tener a Jesús en el corazón –decía Evita–. Tal vez piensas que uno tiene que tener un cuerpo fuerte y sano para creer en Jesús. Pero no es así. Aunque yo estoy enferma Jesús me ha salvado.»

Si Evita pudiera hablarte desde el cielo te contaría todas las maravillas que Jesús nos ha preparado. Te hablaría de las calles de oro, de los ángeles, del trono de Dios, de la alegría de estar con Jesús. Pero tú mismo tendrás que descubrirlo cuando Jesús venga a llevarte al cielo.

En la Biblia está todo lo que necesitas saber.

Te quiere siempre,  Tía Margarita

Prov 22_6

Historia: La nina que nacio en Viernes Santo  

Historia en color:  La nina que nacio en Viernes Santo

Para colorear: La maestra EvaMarie   Actividad: Instruccion   Poster: Prov 22_6

Recuerdos de Evita 2Hojas en PDF    Recuerdos de Evita    Recuerdos de Evita 2

 

Domingo de Resurreccion

El burrito que no se perdió

La Perlita cumple 60 años

 

Mi primer viaje misionero

–¡No quiero montar el burrito!

–¡Tienes que subirte al burro!

–¡No! Tengo miedo…

Yo discutía con mi papá. Estábamos en una senda angosta que daba vueltas por las montañas en la selva de los Andes del Perú. Había profundos precipicios.

Tenía apenas cumplidos 13 años y estaba acompañando a mi papá en uno de sus viajes misioneros.

Nos encontrábamos lejos de la ciudad, lejos de la carretera. Habíamos pasado la noche en un pueblito donde dejamos el auto. La gente nos miraba, sorprendida de ver a una gringuita tan adentro en la selva montañosa.

UN PAPÁ MUY JOVEN

Una señora discutió con mi papá porque no creía que yo era su hija, sino su esposa. Yo le insistí que él era mi papá.

–No lo creo –me dijo–. Quizá es tu hermano; pero no es tu papá. Se ve muy joven.

La verdad es que mi papá se veía joven. Cuando acompañó a mi madre para que sacara su licencia de conducir, el instructor pensaba que ella era su mamá. ¡Eso que mi madre era menor que él! Sí, tenía un papá joven.

El lugar a donde íbamos se llamaba Cedruyo. Los hermanos de la iglesia mandaron a alguien a buscarnos, que trajo dos burritos. Eran mulas, una mezcla entre caballo y asno. Nos dijeron que esos burritos eran de mucha confianza; pero yo tenía miedo y no quise montar. Mi papá me obligó porque era un viaje largo, de más de un día.

COMO MONOS EN UN ZOOLÓGICO

Camino a Cedruyo pasamos la noche en un pueblito. Nos ofrecieron alojamiento en un cuarto que daba a la plaza y tenía solo tres paredes. Allí estábamos papá y yo, sentados en la cama para acostarnos, y toda la gente del pueblo reunida para mirarnos.

–Somos como monos en un zoológico –me dijo mi papá.

Tenía razón. Esperamos hasta que uno por uno los curiosos se cansaron y se fueron a dormir. Por fin pudimos acostarnos en ese cuartito de tres paredes que daba a la plaza y que no tenía puerta protectora.
Nunca olvidaré esa experiencia interesante que tuve en mi primer viaje misionero.

EL BURRITO VOLVIÓ A SU CASA

El burrito que me habían dado para montar se cansó de mí. Eso creo, porque al día siguiente había desaparecido.

–No te preocupes –le dijo mi papá al hermano que había ido para acompañarnos. La Biblia dice que el asno conoce el pesebre de su amo. Verás que el burrito se ha ido a su casa.

Verdad que era así. ¡No se había perdido!

Isaias 1_3

Con el burro que no se había ido nos turnamos en montar hasta llegar a Cedruyo. Allí la gente me miraba con más sorpresa que el en pueblo donde dejamos el auto. ¿Cómo era posible que hubiera llegado hasta allí una gringuita?

APRENDÍ A COMER YUCA

Pasamos unos días alegres con los hermanos que se habían reunido para escuchar la enseñanza de la Biblia que les trajo mi papá. Él solía viajar a muchos lugares apartados para enseñar la Palabra de Dios.

Lo que más me sorprendió es que no había pan. La panadería quedaba muy lejos de allí. La gente comía yuca. No me gustó, porque se me pegaba al paladar. Pero me he acostumbrado y ahora me encanta comer yuca. ¿Conoces la yuca? ¿Te gusta? ¡Qué rica es la yuca frita!

Así como el burrito conocía su casa, Dios quiere que nosotros aprendamos a conocer la casa de nuestro Padre celestial. En su casa, su amor nunca se acaba. Siempre eres bienvenido a la casa de Dios.

Te quiere, Tía Margarita

 

Para imprimir: El burrito que no se perdio color    El burrito que no se perdio

Para colorear: El burrito   Póster: Isaias 1_3   Actividad: El buey y el asno 

Fotos: Cedruyo 1959

Cedruyo 1959

 

  

 

 

 

 

Testimonio de Tía Margarita

Dios habla a grandes y a pequeños y Dios usa a grandes y a pequeños. En la Biblia leemos acerca del niño Samuel a quien Dios le habló en el silencio de la noche. Jesús usó el almuerzo de un niño para alimentar a miles de personas. David era un jovencito cuando mató al gigante Goliat.

Yo tenía diez años de edad cuando Dios me llamó para que sea misionera y trabaje con niños. Todo comenzó en un culto como cualquiera. El pastor nos invitó a ponernos de pie para la oración de despedida.

LA VISIÓN

De pronto, ya no estaba en el culto sino a la orilla del mar. Allí estaba
Jesús, rodeado de niños de piel trigueña. Los ojos despiertos y alegres de los niños me cautivaron. A espalda de ellos se mecían al compás del viento hermosas palmeras.

«¿Quisieras contar a estos niños acerca de mí?» me preguntó el Señor. Un rotundo «sí» fue mi respuesta. Mi corazón de niña se inundó de alegría. ¡Jesús me había llamado para que sea misionera!

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De nuevo yo estaba en el culto y el pastor oraba. Lo que vi fue una visión. A veces Dios habla de esa forma. Al apóstol Pablo Dios le habló varias veces en visiones.

Cuando Pablo testificó de su conversión ante el rey Agripa y de cómo Jesús lo llamó para que predicara el evangelio, él dijo: «No fui rebelde a la visión celestial.»

Nunca olvidaré cuando Jesús me habló en esa visión. Han pasado muchos años desde esa noche; pronto voy a cumplir setenta años. Durante toda mi vida he servido al Señor trabajando con niños. Cuando tuve la visión estaba con mis padres en Canadá, camino de Suecia al Perú, donde íbamos a hacer obra misionera.

EVANGELIZACIÓN EN AREQUIPA

Comencé mi labor misionera en la ciudad de Arequipa en el Perú. Juntamente con mi hermanita repartíamos folletos y vendíamos porciones bíblicas en los buses y en el parque principal de la ciudad.

Los choferes nos permitían viajar gratis, quizá por la curiosidad que despertábamos las «gringuitas evangelizadoras».

MISIONERA EN HUANCAYO

Desde mis doce años fui maestra de escuela dominical. Me sentía feliz en el trabajo y amaba a los niños, quienes a su vez me brindaban su cariño.

A los dieciocho años de edad llegué a Huancayo como misionera. Allí empezó a cumplirse la visión que tuve de niña. Inicié una escuela dominical que creció asombrosamente. Con los niños hice programas de radio y televisión. Allí nació La Perlita, similar a la hoja que ahora está en tus manos.

SS_HuancayoEscuela dominical en Huancayo, Perú

LAS PALMERAS

Yo estaba feliz haciendo la obra de Dios pero me preguntaba sobre algo de la visión que tuve de niña y que no se había cumplido. No había palmeras en Huancayo.

En un viaje a Suecia conocí a Bengt Lunquist. Él fue al Perú y nos casamos en Huancayo. Tuvimos dos hijas.

De allí fuimos a trabajar en Cochabamba, Bolivia. Me pareció entonces que se cumplió la visión que tuve de niña. No me cansaba de admirar la ciudad y sus bellas palmeras. Pero no eran las palmeras que había visto en la visión.

Cuando Dios nos llevó a Miami en los Estados Unidos para producir material de escuela dominical, allí estaban las palmeras que vi en la visión que Dios me dio de niña. Se había cumplido mi espera de más de treinta años.

Con amor, Tía Margarita

No fui rebelde arte

Para imprimir la historia: 300 Testimonio    300 Testimonio color

Hoja para colorear: 300 La vision

Hoja grande: 300 La vision grande para colorear

Actividad bíblica: 300 La vision celestial

Póster: 300 Poster Vision

Boletín: Boletin 4 2015 Hermana Margarita

El trío misionero

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¡Hola! Me llamo Billy. Mis padres me pusieron ese nombre porque el misionero que les habló de Cristo se llama Billy. Es muy bueno y todos lo queremos. Yo le digo «tío Billy».

El tío Billy tiene un hijo más o menos de mi edad. Él también se llama Billy. La gente nos dice «el trío Billy». Lo de «trío» es porque somos tres.

Un día el tío Billy me invitó para que lo acompañara a visitar los pueblos adonde él llevaba el evangelio. Su hijo también iría con nosotros. ¡Imagínate qué feliz me sentí!

En la clase bíblica en la iglesia estamos estudiando del apóstol Pablo y sus viajes misioneros. Él nunca viajaba solo. En uno de sus viajes lo acompañaron Silas y Timoteo, y también el doctor Lucas. ¿Sabías que Lucas, que escribió el libro de Hechos, era médico? ¡Qué bueno que Pablo tuvo un compañero de viaje que podía atenderlo si se enfermaba!

EL VIAJE MISIONERO

Muchos de sus viajes el apóstol Pablo los hizo en barco; pero también tuvo que viajar por tierra. Tal vez algunas veces viajó a caballo.

El viaje que hicimos con el tío Billy fue por las montañas. Primero viajamos en auto; pero cuando ya no había carretera alguien nos prestó un caballo y un burro. El tío Billy montó el caballo y mi amigo Billy y yo montamos el burro.

¡Qué emocionante era cabalgar! Las sendas eran angostas y a veces pasábamos por grandes precipicios. Para Billy y yo el viaje era una gran aventura. Íbamos de pueblo en pueblo predicando la Palabra de Dios. El tío Billy daba las enseñanzas y Billy y yo cantábamos los coros que habíamos aprendido en la clase bíblica y en los cultos de la iglesia.

SE PIERDE EL BURRO

Una mañana descubrimos que habíamos perdido al burro. Lo buscamos por todas partes pero no lo encontramos.

–¿Qué será del burro? –preguntábamos Billy y yo.

–No se preocupen –decía el tío Billy–. Creo que el burro se ha cansado de viajar con nosotros y ha regresado a su casa.

–¿Cómo va a volver a su casa? –le dije al tío Billy–. Estamos lejos de allí y el burro no conoce el camino.

–Ya verás cuando volvamos al lugar –me dijo el tío Billy–. Los burros conocen su casa. Eso es bíblico.

El tío Billy siempre dice: «es bíblico». Eso quiere decir que está en la Biblia. Es verdad que en la Biblia habla de los burros. Búscalo en Isaías 1:3 y verás.

«El buey conoce a su dueño y el asno el pesebre de su amo.»

Cuando volvimos al pueblo donde nos habían prestado el caballo y el burro, ¡allí estaba el burrito!

DÍAS DE LLUVIA Y DE SOL

Al quedarnos sin el burro tuvimos que cabalgar los tres en el caballo. Te digo que íbamos bien apretados.

A veces llovía y otras veces soleaba. Un rato nos mojábamos y otro rato el sol secaba nuestra ropa. Nuestros zapatos se llenaron de barro.

–Esta es la vida de un misionero –decía el tío Billy con una sonrisa–. ¿Les gusta?

–Sí, sí –contestábamos a una voz Billy y yo.

DE REGRESO A CASA

Los días pasaron rápidamente. Después de dos semanas estuvimos de regreso a casa. Pasé varios días contándoles a mis hermanos todas las aventuras. Muchas personas habían entregado su vida a Cristo.

–Pronto vamos a hacer otro viaje –les anuncié a mis hermanos–. ¡Es lindo llevar el evangelio a los pueblos!

¿QUÉ ES UN MISIONERO?

Tal vez te preguntas qué significa ser «misionero». El misionero es una persona que ha sido enviada con un mensaje. ¿Quién nos envía? Jesús. ¿Cuál es el mensaje? El evangelio del amor de Dios. Todos los que predican el amor de Dios son misioneros. Tú también puedes ser misionero y llevar a tus amiguitos el mensaje del amor de Dios.

El apóstol Pablo es el misionero más conocido y amado. Él llevó el evangelio a muchísimos lugares donde nunca habían oído de Cristo y su amor. En una de sus cartas escribió que no se avergonzaba del evangelio.

¿Quisieras tú también ser un mensajero de Cristo y llevar el evangelio a los que no conocen su amor?

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Cuarenta años en la India

Escritor Juan CR
Juan, el discípulo a quien Jesús amaba, escribió en una de sus cartas que la alegría más grande para él era oír que sus hijos andaban en la verdad.

¿Amaba Jesús solo a Juan? No, era Juan que escribía así de sí mismo. Tú y yo podemos decir igual. ¡Jesús ama a (tu nombre)!

Desde que Guillermo Carey conoció al Señor Jesús y lo recibió como su Señor y Salvador quiso que otros también supieran que Jesús los ama.

¿Recuerdas que antes Guillermo era zapatero y que tenía un globo de cuero? En el globo marcaba con diferentes colores los países del mundo. Poco a poco fue añadiendo detalles a su mapa. Su globo de cuero era como su segunda Biblia.

Además de zapatero Guillermo era profesor. También era pastor, predicador del evangelio. Pero no estaba contento con quedarse en Inglaterra. Guillermo sentía en su corazón que debía ir a la India para predicar de Cristo.

EL MISIONERO JABES
Guillermo ya había pasado casi 20 años en la India. Ahora tenía una gran alegría en su corazón. Su hijo Jabes, que nació cuando él y Félix se habían despedido para ir solos a la India, iba a ser misionero. La sorpresa que Dios les dio es que al fin viajó junta toda la familia. El bebito Jabes pasó de lo más bien el viaje de cinco meses en alta mar.

Había llegado una carta del Gobernador General de una de las islas de Indonesia. El gobernador le solicitaba a Guillermo que enviara allá un misionero. Jabes se había ofrecido voluntariamente para ir. Aunque era joven fue aceptado. Tenía novia, así que se casó, y fue dedicado para el ministerio por su padre y sus hermanos mayores.

«Ojalá yo pueda andar en tus pisadas hasta el fin de mis días», escribió Jabes a su padre en una carta desde Indonesia. Igual que el discípulo y apóstol Juan, Guillermo sintió alegría porque sus hijos andaban en la verdad. Félix, Guillermo y Jabes estaban sirviendo en la obra de Dios.

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LA BIBLIA EN 34 IDIOMAS
Hemos visto que Guillermo trabajaba en traducir la Biblia. Durante sus 40 años en la India dio la Palabra de Dios o porciones de ella en 34 idiomas. Cuando alguien le preguntó cómo había aprendido tantos idiomas, Guillermo dijo: «Nadie sabe lo que puede hacer, hasta que procure hacerlo.»

En la zapatería en Inglaterra Guillermo había estudiado griego y hebreo, francés, y otros idiomas; en la India estudió bengalés, indostano, sánscrito… uno tras otro los idiomas en que necesitaba traducir la Biblia. Al principio sus hijos le ayudaron porque ellos aprendieron rápidamente el bengalés. Para Guillermo la Biblia en el idioma de la gente era el mejor misionero, porque en la Biblia Dios habla al hombre.

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Guillermo Ward era el encargado de las impresiones. Al tiempo que Jabes fue dedicado para la obra misionera tenían diez máquinas impresoras y casi doscientos empleados haciendo el trabajo de traducción e impresión.

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EL JARDÍN MÁS HERMOSO
Guillermo amaba la Palabra de Dios pero también amaba la naturaleza. Durante sus años en la India plantó hermosos jardines. Hizo traer cientos de plantas que no había allí y enseñó a la gente cómo cultivarlas. Para Félix y sus hermanos fue una alegría aprender todas las maravillas de la naturaleza que su padre les enseñaba. Alguien describió uno de los jardines de Guillermo como el más hermoso que había visto.

grandes cosas

EMPRENDE GRANDES COSAS POR DIOS
El lema de Guillermo Carey era: «Espera grandes cosas de Dios. Emprende grandes cosas por Dios.» El apóstol Pablo dijo lo mismo, en otras palabras:

«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.»
Filipenses 4:13

En nuestro siglo moderno Dios necesita muchos mensajeros valientes que lleven su Palabra al mundo. Todavía hay más de 4.000 idiomas que no tienen la Biblia; hay pueblos que no han escuchado el evangelio.

Obedece la Comisión de Jesús de ir por todo el mundo a predicar el evangelio. ¡Emprende grandes cosas por Dios!

 

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La imprenta y el incendio

escritorio en llamas¡Félix no podía creerlo! Le había llegado la noticia de un gran incendio en la imprenta de su padre. Félix ahora tenía 27 años de edad y era misionero en Birmania.

Félix recordó cuando era niño e iba a viajar a la India con su padre, Guillermo Carey.

GUILLERMO WARD

Mientras esperaban la salida del buque, su papá había predicado en una iglesia. Después del culto se encontraron con un joven también llamado Guillermo. Era Guillermo Ward, que trabajaba en una imprenta.

Guillermo Carey le habló de su gran deseo de traducir la Biblia para la India. «Dentro de cuatro o cinco años espero tener la Biblia traducida y lista para impresión
–le dijo–. ¡Tú debes venir a imprimirla!»

Félix nunca olvidó esa conversación, y siete años después, en 1800, Guillermo Ward fue a la India para ayudar a su tocayo Guillermo Carey a imprimir Biblias. Un «tocayo» es alguien que tiene el mismo nombre que tú.

Los dos Guillermos

MUCHOS PROBLEMAS

La vida en la India no había sido fácil. Félix y su mamá estuvieron muy enfermos al principio, y hasta pensaban que Félix iba a morir. Félix no murió; pero sí uno de sus hermanitos. Fue muy duro para ellos porque nadie quiso ayudarles con un cajón para el niño ni con la sepultura.

Todos los problemas de los primeros años en la India afectaron tanto a la mamá de Félix, que se enfermó de la cabeza. Pero a pesar de los problemas Guillermo no dejó de predicar el evangelio, y muy fielmente se dedicó a traducir la Biblia.

traduciendo la Biblia

LA IMPRESIÓN DE ESCRITURAS

Había muchos idiomas en la India y él quería que en todos los lugares tuvieran la Palabra de Dios. Además de traducir, Guillermo imprimía las Escrituras. La impresión se hacía con tipos de metal, pequeñas letras que se armaban en una caja, que luego se ponía en la prensa impresora.

En la imprenta había muchos tipos de metal para los distintos idiomas que imprimían. Quizá has visto lo diferentes que son las letras en chino. Así eran también las letras en algunos idiomas en que Guillermo imprimía las Escrituras.

El joven Guillermo Ward había llegado para ayudar a su tocayo con la impresión de Biblias. Habían trabajado juntos más de diez años. Ward era el encargado de las impresiones.

EL INCENDIO EN LA IMPRENTA

Guillermo Carey estaba de viaje. Eran las seis de la tarde y los obreros de la imprenta ya se habían ido. Guillermo Ward estaba en su oficina revisando algunas cuentas cuando, de repente, sintió olor a humo. Se levantó de un salto y corrió a pedir ayuda. ¡Había un incendio en las oficinas de la imprenta!

Ya era tarde para salvar el trabajo de Guillermo Carey. Se quemaron sus libros de gramática, que él había compuesto; se quemaron también sus diccionarios; pero lo peor de todo es que se quemaron las traducciones de la Biblia que estaban listas para ser impresas. Perdieron más de medio millón de hojas de papel para la impresión de Nuevos Testamentos.

el incendio

TRABAJO CONVERTIDO EN CENIZAS

El trabajo de muchos años se convirtió en cenizas. Nunca antes habían tenido tanto en el almacén. Las cosas se perdieron, ¡pero no sufrió daño el amigo Guillermo Ward!

¿Qué piensas que dijo Guillermo Carey cuando le llegó la mala noticia? Esa noche escribió a su sobrino Eustacio: «Este es un pesado golpe porque detendrá la impresión de las Escrituras por mucho tiempo. Deseo estar quieto y someterme a la voluntad de Dios.»

Guillermo se tranquilizó por las palabras que escribió a su sobrino: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios Él y todos sus obreros y compañeros de trabajo comenzaron de nuevo. Había que hacer una vez más todas las traducciones que se habían perdido; pero las máquinas impresoras se salvaron. Con mucha paciencia iniciron una vez más el trabajo.

Nada podía detener la visión que tenía Guillermo Carey de que cada pueblo de la India tuviera la Palabra de Dios.

Salmo 46_10

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