Cierta vez tres amigos panaderos se desafiaron mutuamente a elaborar el mejor pan que pudieran y compartirlo con la gente del pueblo para que ellos califiquen cuál era el mejor.
El primero pensó: Seré el ganador. Haré que mi pan sea el más vistoso. Cuando lo vean no dudarán en premiarme.
Inmediatamente juntó los ingredientes y comenzó la preparación. «Pondré el doble de levadura, así lograré hacer el pan más grande para que la gente lo admire», dijo.
El segundo panadero decidió hacer el pan que siempre hacía porque prefirió dormir antes que planificar. Juntó todos los ingredientes y comenzó a elaborarlo.
Este pan ya lo conocen todos –pensó–. Tendré que sobornar a algunos del pueblo para que me favorezcan.
La masa sin levadura
El tercer panadero demoró mucho en comenzar la preparación de su masa. Ayudó a unos ancianos a llevar sus bolsas de compra; luego prepararó comida para una joven viuda que tenía cuatro hijos, y que acababa de llegar al pueblo.
Cuando por fin llegó a su panadería, hizo una masa rápida, con harina, agua y un poco de sal. Al mezclar los ingredientes pensó: Sólo tengo unos minutos, ya que debo ir donde Juana, la joven viuda. Ella necesita que cuide a sus hijos para que vaya a su trabajo.
El panadero puso su pan al horno rápidamente y oró: «Dios mío, tú sabes que no tuve mucho tiempo para elaborar este pan, pero lo hice con todo cariño para mis paisanos. Te pido que les haga mucho bien, que los fortifique y que todos lo compartan con amor.»
Cuando sacó el pan del horno vio que le quedó plano y algo duro. ¡Se había olvidado de ponerle levadura!
Ya no había tiempo para hacer otro pan. Lo guardó en una caja y corrió a la casa de la viuda Juana, para ayudarle.
Presentación de los panes
Más tarde, los tres panaderos presentaron su pan a la gente del pueblo. Todos se habían juntado en la plaza principal. El pan del primer panadero se vio grande y fofo. Los primeros en probarlo dijeron que les estaba haciendo doler el estómago, así que el resto ya no quiso probarlo.
Al ver los panes del segundo panadero la gente comentó que era el mismo pan de siempre, que no tenía nada de novedoso, así que muy pocos comieron. Aquellos a quienes el panadero había sobornado para que convenzan a la gente de su «excelente producto», no lograron convencer a nadie.
El pan de Pascua
Finalmente, al ver el pan del tercer panadero, la gente del pueblo observó que estaba plano, y algo duro; pero al probarlo les pareció delicioso.
–Este pan está hecho por el hombre más generoso del pueblo –comentó una señora.
–Tiene sabor a bondad y amor –dijo otra.
–Me hace pensar en el pan que los judíos comieron antes de salir de Egipto –comentó un señor.
–¡Es el pan de Pascua! –exclamó una niña.
–Sí, es el pan sin levadura que representa la justicia de Jesucristo, el verdadero pan de vida –explicó un anciano.
Fue así que, ese día, el panadero que se olvidó de ponerle levadura al pan, porque estaba ocupado en ayudar a su prójimo, elaboró el mejor pan, el pan de Pascua.
¿Por qué sin levadura?
La levadura se usa en el pan para que no salga duro. Cuando la masa se prepara con levadura, y se deja reposar, después de una o dos horas crece al doble o triple de su tamaño. El efecto de la levadura hace que la masa se contamine y crezca y que el pan salga suave.
Durante la Pascua el pueblo de Dios debía comer pan sin levadura. Era una fiesta de siete días llamada de los «Panes sin levadura». Dios quería que se recuerde cuán duro había sido para los israelitas cuando huyeron de Egipto.
Hace más de dos mil años, cuando se celebraba esta fiesta, Jesús fue crucificado. Murió en la cruz por nuestros pecados, para ser nuestro Salvador. Fue sepultado; pero no quedó en la tumba sino que resucitó. ¡Jesús vive!
Ahora Jesús está en el cielo; pero volverá. Prometió a sus discípulos que iría para preparar lugar en las mansiones de Dios. Un día vendrá para llevar allá a todos los que le aman.
¿Has entregado tu vida a Jesús? ¿Estás listo para ir con Él?
MIS PERLITAS
En Mis Perlitas están todos los componentes de esta historia.