Los panaderos y el pan de Pascua

Cierta vez tres amigos panaderos se desafiaron mutuamente a elaborar el mejor pan que pudieran y compartirlo con la gente del pueblo para que ellos califiquen cuál era el mejor.

El primero pensó: Seré el ganador. Haré que mi pan sea el más vistoso. Cuando lo vean no dudarán en premiarme.

Inmediatamente juntó los ingredientes y comenzó la preparación. «Pondré el doble de levadura, así lograré hacer el pan más grande para que la gente lo admire», dijo.

El segundo panadero decidió hacer el pan que siempre hacía porque prefirió dormir antes que planificar. Juntó todos los ingredientes y comenzó a elaborarlo.

Este pan ya lo conocen todos –pensó–. Tendré que sobornar a algunos del pueblo para que me favorezcan.

La masa sin levadura

El tercer panadero demoró mucho en comenzar la preparación de su masa. Ayudó a unos ancianos a llevar sus bolsas de compra; luego prepararó comida para una joven viuda que tenía cuatro hijos, y que acababa de llegar al pueblo.

Cuando por fin llegó a su panadería, hizo una masa rápida, con harina, agua y un poco de sal. Al mezclar los ingredientes pensó: Sólo tengo unos minutos, ya que debo ir donde Juana, la joven viuda. Ella necesita que cuide a sus hijos para que vaya a su trabajo.

El panadero puso su pan al horno rápidamente y oró: «Dios mío, tú sabes que no tuve mucho tiempo para elaborar este pan, pero lo hice con todo cariño para mis paisanos. Te pido que les haga mucho bien, que los fortifique y que todos lo compartan con amor.»

Cuando sacó el pan del horno vio que le quedó plano y algo duro. ¡Se había olvidado de ponerle levadura!

Ya no había tiempo para hacer otro pan. Lo guardó en una caja y corrió a la casa de la viuda Juana, para ayudarle.

Presentación de los panes

Más tarde, los tres panaderos presentaron su pan a la gente del pueblo. Todos se habían juntado en la plaza principal. El pan del primer panadero se vio grande y fofo. Los primeros en probarlo dijeron que les estaba haciendo doler el estómago, así que el resto ya no quiso probarlo.

Al ver los panes del segundo panadero la gente comentó que era el mismo pan de siempre, que no tenía nada de novedoso, así que muy pocos comieron. Aquellos a quienes el panadero había sobornado para que convenzan a la gente de su «excelente producto», no lograron convencer a nadie.

El pan de Pascua

Finalmente, al ver el pan del tercer panadero, la gente del pueblo observó que estaba plano, y algo duro; pero al probarlo les pareció delicioso.

–Este pan está hecho por el hombre más generoso del pueblo –comentó una señora.

–Tiene sabor a bondad y amor –dijo otra.

–Me hace pensar en el pan que los judíos comieron antes de salir de Egipto –comentó un señor.

–¡Es el pan de Pascua! –exclamó una niña.

–Sí, es el pan sin levadura que representa la justicia de Jesucristo, el verdadero pan de vida –explicó un anciano.

Fue así que, ese día, el panadero que se olvidó de ponerle levadura al pan, porque estaba ocupado en ayudar a su prójimo, elaboró el mejor pan, el pan de Pascua.

¿Por qué sin levadura?

La levadura se usa en el pan para que no salga duro. Cuando la masa se prepara con levadura, y se deja reposar, después de una o dos horas crece al doble o triple de su tamaño. El efecto de la levadura hace que la masa se contamine y crezca y que el pan salga suave.

Durante la Pascua el pueblo de Dios debía comer pan sin levadura. Era una fiesta de siete días llamada de los «Panes sin levadura». Dios quería que se recuerde cuán duro había sido para los israelitas cuando huyeron de Egipto.

Hace más de dos mil años, cuando se celebraba esta fiesta, Jesús fue crucificado. Murió en la cruz por nuestros pecados, para ser nuestro Salvador. Fue sepultado; pero no quedó en la tumba sino que resucitó. ¡Jesús vive!

Ahora Jesús está en el cielo; pero volverá. Prometió a sus discípulos que iría para preparar lugar en las mansiones de Dios. Un día vendrá para llevar allá a todos los que le aman.

¿Has entregado tu vida a Jesús? ¿Estás listo para ir con Él?

MIS PERLITAS

En Mis Perlitas están todos los componentes de esta historia.

 

Jesús, el burrito y los niños de Jerusalén

Se acercaba la Pascua. Jesús iba camino a Jerusalén. Él necesitaba un burrito. Pidió a dos de sus discípulos que fueran a la aldea de enfrente y le trajeran uno que estaba atado allí.

–Si alguien les pregunta por qué lo desatan, díganle que el Señor lo necesita.

Entrada Triunfal 1

Los discípulos trajeron al burrito y Jesús lo montó.

Entrada Triunfal 2

La gente que seguía a Jesús estaba emocionada. Tendieron mantos y ramas de palma por el camino para que Jesús pasara. El burrito se sentía feliz de llevar a Jesús.

Al llegar cerca de la bajada del monte de los Olivos la gente comenzó a alabar a Jesús. Chicos y grandes gritaban:

«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en
el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!»

EL PROFETA DE NAZARET

Toda la ciudad estaba conmovida.

La gente, asombrada de ver a Jesús montado en un burrito, se preguntaba: «¿Quién es éste?»

–Es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea –respondieron los discípulos.

El burrito sonrió feliz. ¡Qué privilegio de llevar montado a Jesús!

Entrada Triunfal 3
¿Adónde crees que fue Jesús?

Jesús fue directamente al templo, la casa de oración. El templo era un lugar sagrado para honrar y alabar a Dios. Pero había mucho desorden.

Entrada Triunfal 4

En el templo había mesas de cambistas de dinero y venta de palomas para los sacrificios. Jesús, que recién había estado alegre y sonriente, se enojó y empezó a volcar las mesas de los cambistas.

Las monedas volaban y caían sonando por todo lado. Jesús también volcó los puestos de los que vendían palomas. ¡Y volaron las palomas!

Entrada Triunfal 5

–¡Ésta es la casa de mi Padre! –dijo Jesús, indignado, con voz como de trueno–. Está escrito que el templo debe ser casa de oración. ¡Ustedes lo han convertido en cueva de ladrones!

Marcos 11_17

LOS CAMBISTAS

¿Por qué había cambistas de dinero en el templo? Era la Pascua y venían judíos de diferentes lugares, con distintas monedas. Necesitaban cambiar su dinero para las monedas que se usaban en el templo.

¿Por qué vendían palomas? Ofrecían palomas en los sacrificios. Los viajeros no habían traído palomas. ¡Pero no debían convertir el templo en un mercado!

COJOS Y CIEGOS SANADOS

En el templo venían ciegos y cojos para ser sanados. ¡Jesús los sanó a todos!

Entrada Triunfal 6
Los niños seguían gritando alabanzas: «¡Hosanna al Hijo de David!»

Pero no todos estaban felices. Los líderes religiosos se quejaron de las alabanzas.

–¿Oyes lo que éstos están diciendo? –le preguntaron a Jesús.

–Claro que sí –respondió Jesús–. ¿No han leído que en los labios de los pequeños Dios ha puesto la perfecta alabanza? Además, si la gente no me alababa, lo harán las piedras.

¡Qué bueno que los niños alabaron a Jesús en la casa de oración! Si no, lo hubieran hecho las piedras.

CONDENADO A MUERTE

Esa Pascua en Jerusalén fue la más dramática y asombrosa de la historia humana.

Un día Jesús entró a Jerusalén montado en un burrito. La gente tendió mantos y ramas de palma en el camino para que pasara el rey Jesús. Chicos y grandes le cantaron alabanzas y hosannas.

Unos días más tarde, la misma gente gritaba ante el gobernador Pilato:

–¡Crucifícale! ¡Crucifica a Jesús!

Los jefes religiosos habían condenado de muerte a Jesús; pero ellos tenían que recibir la aprobación de Pilato, el gobernador romano. Pilato no encontró culpa en Jesús; sin embargo, hizo lo que la gente reclamó, que mande crucificar a Jesús.

JESÚS MURIÓ POR TI

¿Era Jesús un criminal? ¡No! Pero fue crucificado como un criminal. Jesús nunca había hecho nada malo. Él es el único hombre que nunca ha pecado. Su muerte en la cruz fue el sacrificio que Dios aceptó para perdonar los pecados de cualquiera que reciba a Jesús como su Salvador.

Así como los niños en Jerusalén alabaron a Jesús, alábale tú. Jesús es digno de toda alabanza, no sólo en la iglesia sino en todo lugar, y en todo momento. Lo más hermoso es ver a los niños en la casa de oración.

¡Alaba a Jesús con Hosannas!

 

El 5 de abril vendrá el siguiente capítulo de…

Jaime y el huevito de Pascua

Jaime era un muchachito alegre de doce años de edad; pero tenía un problema. Su cuerpo  había desarrollado casi normalmente pero su mente era como la de un niño de siete años.

A veces Jaime actuaba como los muchachos de su edad pero otras veces se portaba como un niño de segundo grado. Su profesora tenía poca paciencia con él.

JAIME Y SU MAESTRA

Un día la maestra habló con los padres de Jaime. Les dijo que debían poner a su hijo en una escuela para niños con necesidades especiales. Eso los sorprendió, porque Jaime estaba contento en su escuela y amaba mucho a su maestra. No había cerca de allí una de esas escuelas.

La maestra pidió a Dios que la ayudara a tener paciencia con Jaime. A veces él entraba al salón gritando con fuerza: «La quiero mucho, maestra.» Entonces la señorita Doris se ponía roja como un tomate.

UN HUEVO DE LA NUEVA VIDA

Se acercaba la Semana Santa. La maestra contó a sus alumnos la historia de la muerte y resurrección de Jesús. Les dijo que Jesús vino para darnos vida nueva. Después dio a cada uno de los niños un huevo de plástico vacío.

–Quiero que cada uno ponga en su huevo algo que represente la nueva vida que Jesús vino a darnos –dijo la señorita Doris–. Traigan mañana sus huevos.

Todos respondieron con entusiasmo; todos menos Jaime. Él sólo miraba atentamente el rostro de la maestra. No quería perderse ni una palabra de lo que ella decía. La maestra, a su vez, se preguntaba si Jaime había comprendido la tarea que les había asignado.

LA CANASTA CON HUEVOS

Al día siguiente todos los niños llegaron entusiasmados, cada uno con su huevo de plástico. Pusieran los huevos en una canasta que la maestra tenía en su pupitre. Después de la clase de matemáticas ella los abriría.

Cuando abrió los huevos, ¿qué crees que encontró?

En el primer huevo había una flor.

–La flor es una buena representación de vida nueva –dijo la maestra.

Luego abrió otro huevo. En ese huevo había una oruga. Era el huevo de Rosita. Ella sonrió alegre cuando la maestra dijo:

–La oruga crece y se transforma en mariposa. ¡Qué buena representación de vida nueva!

La señorita Doris siguió abriendo huevos. Algunos tenían una cruz o un clavo.

Cada huevo tenía algo que representaba que Jesús murió por nosotros.

EL HUEVO VACÍO

Después llegó a un huevo que estaba vacío. La maestra se quedó callada y pensativa.

–Maestra, ¿no va a decir nada acerca de mi huevo? –preguntó Jaime, entusiasmado.

Un poco nerviosa, la maestra respondió que el huevo estaba vacío.

LA TUMBA VACÍA DE JESÚS

–Sí, profesora –dijo Jaime–. Mi huevo está vacío porque la tumba de Jesús estaba vacía.

–¿Sabes por qué la tumba estaba vacía? –le preguntó la maestra.

–Oh, sí –respondió Jaime–. Cuando Jesús murió en la cruz lo pusieron en una tumba. Pero Dios abrió la tumba y Jesús salió. Él no está muerto. ¡Jesús vive!

La señorita Doris se sintió avergonzada. Ella había dudado de Jaime. Pero ese muchacho, de mente poco desarrollada, era el que mejor había comprendido la vida nueva que Jesús nos da.

LA MARAVILLA DE LA SEMANA SANTA

La gran maravilla de la Semana Santa es que Jesús murió en la cruz, y que resucitó. ¡Él vive! Tenemos un Dios vivo, que está a nuestro lado en todo momento.

Jesús murió y resucitó para ser nuestro Salvador. ¿Has recibido a Jesús en tu corazón? Para ser salvo, cree en Jesucristo y recíbelo como tu Salvador. Esa es la decisión más importante de tu vida.

Mira la historia en YouTube:  El huevito de Pascua

En MIS PERLITAS encontrarás las ayudas para esta historia.

 

Niños en la Casa de Oración

Cuando Jesús anduvo en la tierra era así como ahora; unos lo amaban y otros lo odiaban.

Un día, cerca de la Pascua, Jesús iba camino a Jerusalén. Pidió a dos de sus discípulos que fueran a la aldea de enfrente y le trajeran un burrito que estaba atado allí.

–Si alguien les pregunta por qué lo desatan, díganle que el Señor lo necesita.

Entrada Triunfal 1

Los discípulos trajeron al burrito y Jesús lo montó.

Entrada Triunfal 2

La gente que seguía a Jesús estaba emocionada. Tendieron mantos y ramas de palma por el camino para que Jesús pasara.

Al llegar cerca de la bajada del monte de los Olivos comenzaron a alabar a Jesús. Chicos y grandes gritaban:

–¡Hosanna al Hijo de David!
–¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!

EL PROFETA DE NAZARET
Toda la ciudad estaba conmovida. Asom-brados de ver a Jesús montado en un burrito, se preguntaban: «¿Quién es éste?»

–Es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea –respondieron los discípulos.

Entrada Triunfal 3
¿Adónde crees que fue Jesús?

Jesús fue directamente al templo, la casa de oración. El templo era un lugar sagrado para honrar y alabar a Dios. Pero había mucho desorden.

Entrada Triunfal 4

En el templo había mesas de cambistas de dinero y venta de palomas para los sacrificios. Jesús, que recién había estado alegre y sonriente, se enojó y empezó a volcar las mesas de los cambistas.

Las monedas volaban y caían sonando por todo lado. Jesús también volcó los puestos de los que vendían palomas. ¡Y volaron las palomas!

Entrada Triunfal 5

–¡Ésta es la casa de mi Padre! –dijo Jesús, indignado, con voz como de trueno–. Está escrito que el templo debe ser casa de oración. ¡Ustedes lo han convertido en cueva de ladrones!

LOS CAMBISTAS
¿Por qué había cambistas de dinero en el templo? Era la Pascua y venían judíos de diferentes lugares, con distintas monedas. Necesitaban cambiar su dinero para las monedas que se usaban en el templo.

¿Por qué vendían palomas? Ofrecían palomas en los sacrificios. Los viajeros no habían traído palomas. ¡Pero no debían convertir el templo en un mercado!

COJOS Y CIEGOS SANADOS
En el templo venían ciegos y cojos para ser sanados. ¡Jesús los sanó a todos!

Entrada Triunfal 6
Los niños seguían gritando alabanzas: «¡Hosanna al Hijo de David!»

Pero no todos estaban felices. Los líderes religiosos se quejaron de las alabanzas.

–¿Oyes lo que éstos están diciendo? –le preguntaron a Jesús.

–Claro que sí –respondió Jesús–. ¿No han leído que en los labios de los pequeños Dios ha puesto la perfecta alabanza? Además, si la gente no me alababa, lo harán las piedras.

¡Qué bueno que los niños alabaron a Jesús en la casa de oración! Si no, lo hubieran hecho las piedras.

CONDENADO A MUERTE
Esa Pascua en Jerusalén fue la más dramática y asombrosa de la historia humana. Un día la gente tendió mantos y ramas de palma en el camino para que pasara el rey Jesús, y le cantaron alabanzas y hosannas.

Unos días más tarde, la misma gente gritaba ante el gobernador Pilato:

–¡Crucifícale! ¡Crucifica a Jesús!

Los jefes religiosos habían condenado de muerte a Jesús; pero ellos tenían que recibir la aprobación de Pilato, el gobernador romano. Pilato no encontró culpa en Jesús; sin embargo, hizo lo que la gente reclamó, que mande crucificar a Jesús.

JESÚS MURIÓ POR TI
¿Era Jesús un criminal? ¡No! Pero fue crucificado como un criminal. Jesús nunca había hecho nada malo. Él es el único hombre que nunca ha pecado. Su muerte en la cruz fue el sacrificio que Dios aceptó para perdonar los pecados de cualquiera que reciba a Jesús como su Salvador.

Así como los niños en Jerusalén alabaron a Jesús, alábale tú. Jesús es digno de toda alabanza, no sólo en la iglesia sino en todo lugar, y en todo momento. Lo más hermoso es ver a los niños en la casa de oración.

¡Alaba a Jesús con Hosannas!

Marcos 11_17

La Perlita y ayudas para la enseñanza en Mis Perlitas:

https://misperlitas.wordpress.com/2016/03/17/alabanzas-en-la-casa-de-dios/

La semilla que abrió la tumba

Hace más de cien años había una condesa que no creía en Dios. No creía en la vida después de la muerte. Tampoco creía en la resurrección.

Antes de su muerte ella dejó instrucciones acerca de su entierro y su tumba. Después de enterrarla debían cerrar la tumba con grandes piedras. Esas piedras debían mantenerse unidas con barras y ganchos de hierro. Una placa de granito cubriría todo.

Murió la condesa y siguieron sus instrucciones al pie de la letra. Cerraron su tumba con piedras, las unieron con barras y ganchos de hierro, y cubrieron todo con una placa de granito. En la placa pusieron la siguiente inscripción:

ESTA TUMBA JAMÁS SE ABRIRÁ.

ESTÁ SELLADA PARA SIEMPRE.

 

¿Qué piensas? ¿Crees que la tumba sigue sellada? No, ¡esa tumba está abierta!

TUMBA ABIERTAUna semillita germinó debajo de las piedras y la placa de granito. Poco a poco su tallo delicado se abrió camino entre las piedras y el granito y salió a la luz. Las barras de hierro se soltaron y las piedras se desprendieron.

Hoy, un frondoso árbol mantiene abierta esa tumba. La gente que pasa por allí mira con sorpresa la placa que dice que esa tumba jamás se abrirá. Una semillita hizo lo que la condesa pensaba que era imposible: ¡abrió la tumba!

 

La tumba vacía

Hubo otra tumba que sellaron con una gran piedra y que se abrió. Fue la tumba de Jesús. Cuando Él murió y fue sepultado, rodaron una gran piedra a la entrada de la tumba y pusieron soldados para vigilarla. ¡Imagínate! ¡Soldados que vigilaban a un muerto!

Los soldados debían vigilar que nadie robara el cuerpo de Jesús. Los enemigos de Jesús sabían que Él había dicho que resucitaría. Por eso pusieron soldados a cuidar el sepulcro.

Pero nadie podía impedir que Dios abriera la tumba. Hubo un gran terremoto; un ángel del Señor bajó del cielo y removió la piedra. ¡Jesús resucitó! ¡La tumba está vacía!

UNA SEMILLA DE AMOR

Tú puedes ser como la semilla que abrió la tumba de la condesa. Hay muchas personas con corazón duro. No creen en Dios; no creen en Jesús. Con mucho amor puedes hablarles del Señor y lo que Él ha hecho por ti. La semilla de las palabras que siembres germinará. Será un poderoso mensaje de salvación.

ENTREGA TU VIDA A CRISTO

Si aún no has entregado tu vida a Cristo, hazlo ahora. Jesús vive y quiere vivir en tu corazón. Recibe a Jesús como tu Señor y Salvador. No hay nada mejor que servir a Cristo.

Para imprimir la historia: 268 La semilla que abrio la tumba color
VdeJ 18 G

Los ángeles anunciaron a las mujeres que fueron para ungir el cuerpo de Jesús:

«¿Por qué buscan ustedes entre los muertos al que vive?
No está aquí; ¡ha resucitado» Lucas 24:5,6

VdeJ 18 I

Jesús se presentó a María Magdalena y ella corrió a dar la noticia:

He visto al Senor

Mira la historia de Jaimito:

El huevito de Pascua

Jaime promo

 

Una semana asombrosa

«¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» Mateo 21:9

Imagina que te subes a una máquina de tiempo. Viajas a velocidad increíble. Miras por la ventanilla pero todo está borroso porque el tiempo pasa rapidísimo. De repente la máquina da una fuerte frenada y te encuentras en medio de un gran alboroto. ¿Qué pasa?

Has viajado de regreso en el tiempo más de dos mil años. Estás afuera de Jerusalén, en medio de una gran multitud. Hay mantos y ramas de palma tendidos en el camino. La gente está de lo más feliz. Oyes gritos de alegría y cantos de alabanza.

Entonces lo ves. Está en medio de la multitud. Va montado en un burrito. De inmediato lo reconoces. Nadie tiene que decírtelo. En lo profundo de tu corazón sabes quién va montado en el burrito.

¡Es Jesús!

VdeJ 14 B

De un salto te bajas de la máquina. Lleno de emoción recoges unas ramas de palma del camino y empiezas a agitarlas. Te unes a los niños que van saltando y gritando:

–¡Hosanna al Hijo de David!

–¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!

–¡Hosanna en las alturas!

VdeJ 14 C

Toda la ciudad está conmovida. «¿Quién es éste?» se preguntan, asombrados de ver a Jesús montado en un burrito.

–Es el profeta Jesús de Nazaret de Galilea.

Eres parte de la alegría en Jerusalén. ¡Qué emoción!

LA IRA DE JESÚS

Jesús va directamente al templo. Allí hay mesas de cambistas de dinero, hay venta de palomas para los sacrificios. Jesús, que recién estaba alegre y sonriente, ahora está enojado.

¡Huy! Te da miedo mirarlo. Nunca has visto a alguien tan enojado. Jesús empieza a volcar las mesas de los cambistas. Las monedas vuelan y caen sonando por todo lado. También vuelca los puestos de los que venden palomas. ¡Y vuelan las palomas!

–¡Esta es la casa de mi Padre! –dice Jesús, indignado, con voz como de trueno–. Está escrito que debe ser casa de oración. ¡Ustedes la han convertido en cueva de ladrones!

¿Por qué había cambistas de dinero en templo? Era la Pascua y venían judíos de diferentes lugares, con distintas monedas. Necesitaban cambiarlas para las monedas que se usaban en el templo. ¿Por qué vendían palomas? Ofrecían palomas en los sacrificios. Los viajeros no habían traído palomas. ¡Pero no debían convertir el templo en un mercado!

Venían ciegos y cojos para ser sanados. ¡Jesús los sanó a todos! Los niños seguían gritando: «¡Hosanna al Hijo de David!»

VdeJ 15 C

LA PERFECTA ALABANZA

Pero no todos estaban felices. Los jefes de los sacerdotes y los maestros de la ley se indignaron.

–¿Oyes lo que éstos están diciendo? –preguntaron a Jesús.

–Claro que sí –respondió Jesús–. ¿No han leído que en los labios de los pequeños Dios ha puesto la perfecta alabanza? Además, si la gente no me alababa, lo harán las piedras.

Tu visita a Jerusalén es en la semana más dramática y asombrosa de la historia humana. Un día la gente tiende mantos y ramas de palma en el camino para que pase el rey Jesús, y le cantan alabanzas y hosannas. Unos días más tarde, la misma gente grita ante el gobernador Pilato:

–¡Crucifícale! ¡Crucifícale!

Los jefes religiosos han condenado de muerte a Jesús; pero ellos tienen que recibir la aprobación del gobernador romano. Pilato no encuentra culpa en Jesús. Cada año, durante la Pascua, él acostumbra soltar a un preso, uno que la gente escoja. Pilato les pregunta si quieren que les suelte al criminal Barrabás o a Jesús. La multitud pide que suelte a Barrabás y que crucifique a Jesús.

JESÚS MURIÓ POR TI

¿Era Jesús un criminal? ¡No! Pero fue crucificado entre dos criminales. Jesús nunca había hecho nada malo. Él es el único hombre que nunca ha pecado. Su muerte en la cruz fue el sacrificio que Dios aceptó para perdonar los pecados de cualquiera que reciba a Jesús como su Salvador.

Esa semana sucedieron cosas que nadie podía imaginar. Cuando crucificaron a Jesús, desde el mediodía hasta la media tarde hubo oscuridad, como si fuera de noche. Hubo un terremoto tan fuerte que se partieron las rocas. ¿Qué más? Se abrieron los sepulcros y siervos de Dios de la antigüedad resucitaron. Entraron en la ciudad y se aparecieron a muchos.

Otra cosa asombrosa. En el templo había un lugar llamado santísimo. Allí entraba el sumo sacerdote una vez por año para ofrecer sacrificio por los pecados del pueblo. Cuando Jesús murió, la gran cortina de ese lugar se partió, ¡de arriba para abajo! Ya no había necesidad de la cortina. Jesús, el Cordero de Dios, había ofrecido el sacrificio perfecto. Ahora solo tenemos que invocar su nombre para ser salvos.

No hay máquina de tiempo que te pueda llevar hacia atrás en la historia; pero hay un libro maravilloso en que puedes leer todos estos acontecimientos; es la Santa Biblia.

Lee en estos pasajes los relatos de esta semana asombrosa:

Mateo 21:1-17; y los capítulos 26 y 27; Juan 18 y 19

 

Para imprimir la historia:  267 Una semana asombrosa color