Rosa, la niña tímida

Rosa era abierta y habladora en casa, pero entre otras personas no sabía qué decir. En la escuela, no podía responder a las preguntas de la profesora. Un día, su mamá le dio una fórmula para vencer la timidez.

En un barrio hermoso, donde había muchas flores y parques atrayentes para los niños, vivían dos hermanas muy felices. La mayor se llamaba Rosa y la menor, Juana. Sus padres eran muy cariñosos con ellas y les daban siempre un cuidado especial.
Juana, por su edad, no iba todavía a la escuela, aunque no le faltaban ganas de hacerlo.

LA TIMIDEZ DE ROSA

Rosa era una niña abierta y habladora en su casa, pero cuando salía a algún lugar, no podía comunicarse con otras personas. En la escuela, cuando su profesora le hacía una pregunta, se ponía roja, y enseguida sentía que se le pegaba la lengua al paladar.
A veces la profesora se enojaba cuando Rosa no contestaba a las preguntas que le hacía. ¿Será que Rosa tiene dificultades para aprender? pensaba la profesora.

Rosa sufría calladamente, porque no podía vencer la timidez que siempre la hacía vivir con temor. Por más que trataba de saludar amablemente a otras personas, no podía hacerlo. Sus amigos pensaban que era una niña mal educada.

PREOCUPACIÓN DE SU MADRE

La mamá de Rosa se sentía preocupada y decidió hablar con su hija. Un día fueron al parque más cercano y comenzaron a platicar.

–Hijita, ¿por qué tienes tanto miedo a otras personas? –preguntó la mamá a Rosa.

Rosa no supo qué contestar; sólo se echó a llorar en los brazos de su madre.

–Mamá, he tratado de vencer mi timidez, pero parece imposible.

La mamá, calladamente, pidió al Señor que le ayudara para que diera a su hijita el consuelo y la ayuda adecuada.

UNA FÓRMULA ESPECIAL

–Mira, hijita –le dijo–, tenemos un Dios de amor que nos cuida constantemente. Él ha hecho cada parte de nuestro ser y nos conoce exactamente cómo somos. Vamos a pedirle que puedas vencer tu timidez.

Luego le dio una fórmula especial. Cada vez que Rosa tuviera miedo de hablar con alguien o cuando la profesora le hiciera una pregunta, debía decir:

«Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.»

 

LIBRE DEL TEMOR

Así fue. Rosa comenzó a poner en práctica lo acordado con su mamá, y cada vez que empezaba a sentir ese miedo de hablar con los demás, repetía: «Todo lo puedo en Cristo que me da las fuerzas y me hace vencer el temor.» Y se sentía libre del miedo.

Rosa empezó a contestar a las preguntas en la escuela. Un día su profesora le preguntó acerca de su cambio. Sin temor, Rosa le contó todo lo ocurrido y le dio la fórmula para vencer el miedo y la timidez.

La profesora quedó muy impresionada y Rosa agradeció a Jesucristo. Juana no comprendía todo esto; pero se dio cuenta de que su hermana mayor era mucho más feliz. Y eso llenó de alegría a Juana.

En realidad, toda la familia se sintió más feliz cuando Rosa venció la timidez.

¿ERES TÍMIDO?

Tal vez tú también, amigo o amiga, tengas este mismo problema. No es fácil ser tímido; pero Dios puede ayudarte a vencer la timidez. Pon en práctica la fórmula que Rosa y su madre descubrieron.

Cristo te puede dar las fuerzas que necesitas y puede ayudarte a vencer el temor. Para ti también es la fórmula que ayudó a Rosa.

En MIS PERLITAS hay ayudas y actividades para esta historia.