Cada día es un regalo

Mi padre tuvo muchos «relagos». Dios le concedió 97 años de vida. El martes Dios lo llamó a su presencia. Él aprovechó bien su tiempo y ha dejado un legado de fe. Ese mismo día a mí me atacó la influenza. Mis estimados, estoy muy enferma. Oren por mí.

Les sugiero que lean la historia 211, de enero 2014. Hay una historia ilustrada.

Aquí está: Cada día es un regalo

Cada día es un regalo

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Rosita y Pablo son hermanos; más o menos  como tú y tus hermanos. A veces pelean, y otras veces son los mejores amigos. Lo que más les gusta es visitar a sus abuelos. Cada vez que van a casa de los abuelos, la abuela les invita caramelos, y pueden comer cuantos quieren.

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EL ABUELO

El abuelo les cuenta sus aventuras de la juventud. Él ha sido marinero y tiene mucho que contar acerca de todos los puertos que ha visitado.

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–He pasado por muchos distintos días en mi vida –dijo un día el abuelo, medio pensativo.

Pablo también se puso a pensar, y después de un rato preguntó:

–Abuelo, ¿de dónde vienen los días?

de Dios
LOS DÍAS VIENEN DE DIOS

–Los días vienen de Dios –respondió el abuelo–. Él nos da cada día limpio y brillante, para que lo llenemos de buenas obras, lindos pensamientos, y buenas palabras.

–No hay dos días que sean iguales –siguió diciendo el abuelo–. Tu día, Pablo, es muy diferente al mío; el mío es diferente al de tu abuela; y el día de tu abuela es muy diferente al de Rosa. Tu día es tuyo, y de nadie más. Es el regalo de Dios para ti y debes usarlo de la mejor manera.

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Pablo escuchó con atención y siguió pensando un rato, luego volvió a preguntar. Él siempre hacía muchas preguntas. El abuelo le había dicho que eso era bueno, porque así aprendía muchas cosas.

–Abuelo, ¿a dónde van los días?

cad.reg.12color3LOS DÍAS VUELVEN A DIOS

–Los días vuelven a Dios, Pablito. En la mañana, nuestro día llega como una hoja de papel en blanco, y en la noche regresa a Dios, lleno de figuras de nuestras experiencias.

Pablo miró por la ventana antes de volver a hablar. De pronto, dio un fuerte suspiro.

–¿Estás triste? –le preguntó el abuelo.

–No, solamente estaba pensando en que quisiera que Dios me devuelva algunos días que he vivido. Me arrepiento de muchas cosas malas que he hecho.

–Te comprendo –dijo el abuelo–. Yo también me arrepiento de muchos de mis días; pero lo que está hecho, no se borra. Pero podemos pedir a Dios que nos perdone y que nos ayude a vivir mejor los días que están por delante.

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LA OBSERVACIÓN DE ROSITA

Rosita y la abuela habían escuchado en silencio la conversación.

–Ahora recuerdo algo –dijo Rosita–. Aprendí en la escuela dominical que cuando Dios nos perdona se olvida de todo lo malo que hemos hecho.

–Sí, hijita –dijo con una sonrisa la abuela–, pero muchas veces nuestros amigos no olvidan las ofensas. Lo mejor es pedir a Dios que nos ayude para que cada día sea un buen día.

–Voy a pedir a Dios que me perdone por los días no tan buenos que le he devuelto –dijo Pablo.

cad.reg.11color–Yo también –dijo Rosita–. Quiero devolverle lindos días a Dios.

Entonces el abuelo, la abuela, Pablo y Rosita se arrodillaron junto a la mesa de la sala y oraron a Dios. Pidieron que Él les ayude para que cada día sea un buen día.

PIDE A DIOS QUE TE AYUDE

Es importante que aprovechemos bien los días que Dios nos da. Con su ayuda los podemos usar sabiamente y no desperdiciarlos.

Así como hicieron Pablo y Rosita, tú puedes pedir a Dios que te ayude a usar de la mejor manera los días que Él te regala.

Salmo 90_12

Para imprimir la historia:

211 Cada dia es un regalo color

Más material en

Misperlitas.wordpress.com

Láminas para enseñanza en:

Hermanamargarita.com bajo

Historias ilustradas