Los nuevos amigos de Samuel

Samuel era un niño nuevo en el barrio. Sus padres habían muerto en un accidente y se había mudado allí para vivir con sus tíos, dejando atrás todos sus amigos.

¡Qué difícil era acostumbrarse al nuevo ambiente! Echaba de menos a sus amigos; pero más que nada le hacían falta sus padres. ¡Cómo los extrañaba!

Era sábado. Su hermana Rosa ya había conseguido amigas y estaba jugando con ellas. Samuel no tenía nada que hacer así que decidió salir a caminar. Al menos podía aprender los nombres de las calles.

Iba caminando con las manos en los bolsillos, silbando para no mostrar lo triste que estaba. Miraba con ansias a los niños que jugaban felices.

Llegó al parque y allí unos muchachos jugaban un partido de fútbol. Se recostó contra un árbol para mirar. Tenía que pestañear constantemente para no dejar caer las lágrimas. Le hacían mucha falta sus amigos.

«¿QUIERES JUGAR?»

Cerró los ojos para olvidarse del partido que jugaban los muchachos. Al rato, se asustó un poco cuando sintió que alguien le dio unas palmadas en el hombro.

Era Alberto, el niño que todos conocían como Sal.

–Eh, muchacho, ¿eres nuevo por aquí? –le preguntó Sal.

–Sí, recién me he mudado –respondió Samuel.

Sal le preguntó si quería jugar con ellos.

–Sí, ¡me encantaría! –dijo Samuel.

Entonces Sal le ofreció que jugara en vez de él. Samuel inmediatamente dejó de pestañear. Se olvidó de las lágrimas y se metió con todo ánimo a patear la pelota.

Después del partido Sal le preguntó dónde vivía.

–Allá en esa casa verde –contestó Samuel, indicando con el dedo–. Es el número 246.

–Si quieres te acompaño a tu casa –le dijo Sal.

UN AMIGO DIFERENTE

Samuel quedó admirado. Sal no solamente ofreció ir a su casa sino que le dio la pelota.

–Puedes llevar la pelota –le dijo Sal–. Te la presto hasta el lunes porque no juego fútbol los domingos.

Muy alegre Samuel aceptó la oferta. ¡Qué bueno era tener otra vez un amigo! En realidad, dos amigos, porque Sal le presentó a Félix, el niño a quien le decían Pimienta. Ambos acompañaron a Samuel a su casa.

Al acostarse, esa noche, Samuel pensó en sus nuevos amigos. Sal era diferente a los amigos que había tenido. ¡Prestar a alguien desconocido su pelota! Samuel no lo comprendía.

Desde ese día llegaron a ser buenos amigos. Sal siempre era muy amable y considerado.

–¿Por qué te hiciste mi amigo? –le preguntó Samuel.

–No te había visto antes y se notaba que estabas triste. Además, era cosa natural. Yo trato de portarme como lo haría Jesús si estuviera en mi lugar.

Entonces Sal le contó acerca del Club Tesoros y la buena vecina Beatriz que les ensañaba acerca de Jesús. Sal invitó a Samuel a que lo acompañe al Club.

–Lo voy a pensar –dijo Samuel.

UN PACTO DE AMISTAD

Esa noche, antes de dormir, Samuel nuevamente estuvo pensativo. Nunca había asistido a un club donde hablaban de Jesús; pero decidió que valía la pena ir si allí los niños eran tan amables como Sal y su amigo Pimienta.

En la próxima reunión del Club doña Beatriz dio la bienvenida a Samuel. Él ya conocía a los niños porque Sal se los había presentado. Ya sabía los nombres de varios de ellos. Así que Samuel se sintió en casa.

Doña Beatriz les habló de David y el pacto de amistad que hizo con su amigo Jonatán. David prometió que si algo le pasaba a Jonatán, él cuidaría de la familia de su amigo. Jonatán prometió lo mismo a David.

En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia, aprendieron los niños.

Es verdad –pensó Samuel–. Cuando yo estaba triste, Sal se hizo mi amigo. ¡Y qué buen amigo!

–Jonatán murió en la guerra. ¿Creen que David se acordó de la promesa que le hizo? –preguntó doña Beatriz–. Vengan la próxima semana y les contaré lo que pasó.

Samuel tenía curiosidad por saber la respuesta. Así que decidió volver al Club la siguiente semana. Y la siguiente…

MIS PERLITAS

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El príncipe y el pastor

El príncipe y el pastor eran los mejores amigos. El príncipe amaba al pastor como su propia vida. Un día hicieron un pacto de amistad y el príncipe le dio al pastor su manto; también le dio su túnica, su espada, su arco, y hasta su cinturón.

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El padre del príncipe odiaba al pastor y buscaba matarlo. Si te digo que este pastor había derrotado a un gigante enemigo, quizá recuerdes que has oído hablar de él. Y si te digo que el gigante se llamaba Goliat, seguramente te des cuenta de cómo se llamaba el pastor.

Sí, esta historia es acerca de David, y de su buen amigo Jonatán. Trágicamente, Jonatán murió en una batalla, y también su padre, el rey Saúl. ¿Crees que David se alegró de que su enemigo había muerto? ¡No! David lloró la muerte de Saúl. Y mucho más lloró por la muerte de su gran amigo Jonatán.

LA TRISTE SUERTE DE MEFI-BOSET

Jonatán tenía un hijo de cinco años, que se llamaba Mefi-boset. Cuando llegó la noticia de que el rey Saúl y su hijo Jonatán habían muerto en la guerra, la nana del niño lo cargó para escapar. Con el apuro, se le cayó a Mefi-boset y el pequeño quedó lisiado de los pies, cojo para siempre.

Dios había escogido a este pastor para que sea el próximo rey del pueblo de Israel. David fue proclamado rey y estableció la capital de su reino en Jerusalén. Pasaron los años. El rey estaba ocupado en defender su reino de los enemigos. Pero no se olvidó de su amigo Jonatán y del pacto de amistad que habían hecho.

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Un día, mientras pensaba en su amigo, David decidió averiguar si había alguien de la familia del Saúl a quien pudiera beneficiar en memoria de Jonatán.

MEFI-BOSET VISITA EL PALACIO

El que había sido administrador del rey Saúl y su familia se llamaba Siba. David lo mandó a llamar.

–¿Queda alguien de la familia de Saúl a quien yo pueda mostrar la bondad de Dios? –le preguntó el rey.

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¿Recuerdas al niñito que se había lastimado y estaba cojo? Él ya había crecido y era un hombre adulto. Siba le informó al rey acerca de Mefi-boset, el hijo de Jonatán.

–Su Majestad –dijo Siba–. Queda un hijo de Jonatán; pero está tullido de ambos pies.

Eso no le importó a David. Inmediatamente mandó a buscarlo. ¿Crees que Mefi-boset se emocionó? ¿O habrá sentido miedo? Él no sabía que su padre había hecho un pacto de amistad con David. Sin duda se sintió muy nervioso, preguntándose por qué el rey lo había mandado a llamar. Al llegar al palacio se inclinó ante el rey en señal de respeto.

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UN PRÍNCIPE RESTAURADO

–No tengas miedo –le dijo David–. Tu padre Jonatán y yo éramos muy buenos amigos. En memoria de él voy a cuidar de ti. Te voy a devolver todas las tierras de tu abuelo Saúl. Además, de ahora en adelante, comerás en mi mesa.

–¿Quién soy yo para que el rey se fije en mí? –dijo Mefi-boset–. ¡No valgo más que un perro muerto!

Para David Mefi-boset no era como un perro muerto; era muy valioso. ¡Era el hijo de su amigo! A él no le importó que Mefi-boset estuviera cojo y que la gente lo despreciara.

Mefi-boset le traía hermosos recuerdos de su amigo, con quien había hecho un pacto de amistad.

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–Todo lo que pertenecía a Saúl se lo entrego a Mefi-boset –dijo David a Siba–. Tú le cultivarás la tierra y todo la cose-cha será para Mefi-boset y su familia. Tus quince hijos y tus veinte criados te ayudarán.

Así fue. ¡De un día para otro todo cambió! Mefi-boset ya no era un cojo olvidado, sino un príncipe restaurado. A su servicio estaba toda la familia de Siba, el hombre que antes había sido el administrador de su abuelo.

Desde ese día Mefi-boset fue a vivir en Jerusalén, y siempre se sentaba a la mesa con el rey David.

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VALORA LA AMISTAD

La amistad es algo precioso. Salomón, el hijo de David, que fue el rey más sabio, dijo que «en todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo de angustia».

¿Tienes amigos? Valora su amistad. Sé un buen y fiel amigo como el rey David. En las buenas y en las malas, defiende a tus amigos. Sé un amigo más unido que un hermano.

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De Ecuador a Suecia: aventuras de un perro callejero

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El perro callejero llevaba una vida triste y solitaria. Era noble, de buen corazón; pero nadie lo sabía. Su mamá lo había abandonado cuando era pequeño y nadie se había preocupado en darle un hogar. Ni siquiera tenía nombre. Estaba solo y olvidado, abandonado a su suerte.

Nadie había descubierto el corazón de héroe que latía dentro del cuerpo sucio y herido del perro callejero abandonado. Pero un día todo cambió.

Te voy a contar cómo este perro callejero recibió un nombre tan noble y heroico como su buen corazón. No solo un nombre, sino también un hogar y una familia. Más que eso, un pasaporte a nueva patria.

EL MUNDIAL DE AVENTURA

En noviembre del 2014 se realizó en Ecuador el Mundial de Aventura, una maratón de atletismo. Cincuenta equipos de competidores de distintos países se reunieron para caminar, correr, escalar, montar bicicleta de montaña y practicar kayak.

Ecuador queda en el noroeste de Sudamérica. Ubícalo en un mapamundi. Luego busca Suecia, en el norte de Europa. Con una regla traza una línea recta entre ambos países. Es una distancia de 10.551 km [6.562 millas]. Viajar en barco demora un mes. En avión demora 12 horas.

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Suecia participó con un equipo de cuatro atletas, dirigidos por Mikael. Comenzaron con cuatro, ¡pero terminaron con cinco! En la caminata de 40 kilómetros por la selva se les coló el perro callejero sin nombre, sucio y herido.

LA ALBÓNDIGA QUE SELLÓ LA AMISTAD

Hay una leyenda de tiempos antiguos acerca de un rey noble y ejemplar que sacó a su reino de la pobreza y la tiranía. Su nombre era Arthur. El perro callejero se ganó el nombre de ese rey por seguir con lealtad y devoción a los atletas del equipo sueco.

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Todo comenzó con una albóndiga. Mikael y su equipo se habían detenido para descansar y comer. Entonces se les acercó un perro sucio, maloliente, y lleno de heridas. El perro se veía tan raquítico y hambriento que Mikael le dio una albóndiga, una bola de carne. ¡Qué rico! El perro callejero nunca había probado algo tan delicioso. Inmediatamente decidió que Mikael sería su amigo, y desde ese momento, no se separó de él.

Los atletas siguieron su recorrido, y Arthur fue con ellos. Si alguna vez has estado en la selva sabes que no es fácil abrirse camino entre la espesura de los árboles. Allí llueve mucho y el terreno es barroso. A veces los atletas caminaban en barro hasta las rodillas. ¡Y con ellos estaba Arthur!

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Cuando les tocó hacer un recorrido de 59 km en kayak, los organizadores dijeron que era prohibido llevar allí a un perro. Mikael dejó a Arthur en la orilla del río; pero el perro de corazón noble no iba a separarse de su nuevo amigo.

Al ver al equipo que se fue en el kayak, Arthur se echó a nadar hasta alcanzarlos. Mikael tuvo que improvisar diferentes técnicas de remo para que Arthur los acompañara. Ni por nada el perro callejero quiso abandonarlos.

146 HORAS DE CARRERA

Después de una semana, de 146 horas de carrera, Arthur y sus nuevos amigos llegaron a la meta. El perro callejero no solo ganó la carrera sino también un amigo y una familia. Mikael decidió adoptarlo y llevarlo a Suecia como su mascota.

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UN PASAPORTE A SUECIA

Mikael tuvo que hacer muchos trámites para conseguir un pasaporte a Suecia para su nuevo amigo. Cuando a Arthur lo metieron en una jaula y lo pusieron en un depósito, juntamente con cientos de maletas, seguramente pensaba: ¿Qué mal he hecho? ¿Por qué mi nuevo amigo me ha abandonado? Pero no era abandono. Así viajan en avión los perros.

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Después del largo viaje de Ecuador a Suecia, Arthur tuvo que pasar varios meses en cuarentena. ¿Qué es eso? Es aislamiento de la vida común. Había que comprobar que Arthur no tuviera alguna enfermedad que pudiera contagiar a la gente en Suecia. Pero, ¿cómo se le explica eso a un perro?

Al fin llegó el día en que Arthur, el perro callejero del Ecuador, se encontró con su familia en Suecia. El perro que antes vagaba solo y triste, ahora tiene una linda familia. Ya ha aprendido el sueco. «¡Vov, vov!» ladran los perros suecos. «¡Vov, vov!» dice Arthur. Mikael lo quiere tanto que ha escrito un libro acerca de él. ¡El perro Arthur es famoso!

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UN VERDADERO AMIGO

Las aventuras de Arthur me hacen pensar en nosotros, tú y yo. La Biblia nos enseña a ser buenos amigos.

En todo tiempo ama el amigo, significa ser fiel y leal en las buenas y en las malas. El rey Salomón, que escribió esto, dijo también que el verdadero amigo es más leal que un hermano. Dios te ama y puede ayudarte a ser un buen amigo.

¡Sé fiel y leal, como el perro Arthur!

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Los amigos amables de Manuel

Manuel llevaba una vida solitaria. Se había accidentado cuando era pequeño y no podía caminar. Nunca había salido a jugar como otros niños. Había pasado la mayor parte de su vida en cama. De vez en cuando su mamá lo sacaba al sol, sentado en una silla.

Manuel vivía en un pueblo pequeño donde no había mucho movimiento. Él había oído hablar de ciudades grandes, donde había muchos autos y mucha gente. Como era un pueblo pequeño no había televisión, por eso Manuel nunca había visto reportajes de otros lugares.

MIRABA POR LA VENTANA

Tenía su cama junto a la ventana para que pudiera mirar a los niños que jugaban en la calle. A veces les hacía señas con la mano, pero por lo general los niños estaban tan ocupados con sus juegos que no contestaban el saludo de Manuel.

No era una vida fácil la que llevaba nuestro amigo, pero había aprendido a aceptar su suerte y rara vez se quejaba.

UN NIÑO DESCONOCIDO

Cierto día pasó junto a la ventana de Manuel un niño que él no había visto antes. El niño se detuvo y miró por la ventana. Puso su nariz contra el vidrio para ver lo que había adentro.

¡Hola! –saludó Manuel, haciendo señas desde su cama.

¡Hola! –respondió el niño, e hizo señas de que quería entrar.

Manuel le señaló con la mano que entrara, y el niño lo hizo.

SE HICIERON AMIGOS

En un rato Manuel y el niño se hicieron buenos amigos. Desde ese día, Felipe, así se llamaba el niño, visitaba a Manuel casi todo los días.

Felipe le contó a Manuel que él y su familia se habían mudado de una ciudad grande. ¡Qué emocionante era para Manuel escuchar todo lo que le contaba Felipe de las casas de varios pisos, y de los autos y la gente que llenaban las calles.

–¡Cómo me gustaría conocer la ciudad! –dijo Manuel.

–Mi papá es pastor –dijo un día Felipe.

–Ah, ¿cuántas ovejas tiene? –preguntó Manuel.

–No es esa clase de pastor –dijo Felipe–. Mi papá enseña la Palabra de Dios. Es pastor de una iglesia. ¿Quisieras venir?

–¿Cómo voy a ir si no puedo caminar? –preguntó Manuel con mucha tristeza en la voz.

Felipe quería llevar a su nuevo amigo a la iglesia; pero ¿cómo?

LA IDEA DE FELIPE

Muy pronto Felipe tuvo una idea. Le contó a su papá acerca de Manuel. En la ciudad él había visto sillas de ruedas. ¿Habría alguna manera de conseguir una de esas sillas para su nuevo amigo?

La próxima vez que su papá fue a la ciudad visitó a unos amigos que tenían una de esas sillas. Les contó acerca de Manuel y ellos con mucho gusto le dieron la silla.

El papá se sintió muy feliz cuando volvió con la silla. ¡Qué emocionante sería para Felipe llevar la silla a su nuevo amigo!

NIÑOS silla de ruedasLA SILLA PARA MANUEL

Felipe y dos de sus amigos fueron a la casa de Manuel con la silla. Se sentían muy contentos porque ahora podrían sacar a pasear a Manuel y podrían llevarlo a la iglesia.

–Vamos a hacer lo mismo que hicieron unos amigos en tiempos de Jesús –les dijo Felipe–. Llevaremos a Manuel a la iglesia para que escuche las historias de Jesús.

Si Manuel hubiera podido saltar, lo hubiera hecho. Cuando él vio la silla, y a los muchachos listos para llevarlo de paseo, no sabía qué decir.

¡Era la gran sorpresa de su vida!

Ese fue el comienzo de una vida muy diferente para Manuel. Ya no tenía que estar encerrado en su casa; sus amigos lo llevaban a distintos lugares en la silla.

Lo mejor de todo fue que lo llevaron a la Casa de Oración, donde escuchó las hermosas historias del Señor Jesús.

CUATRO AMIGOS AMABLES

Un día aprendió acerca de los cuatro amigos amables, que llevaron a su amigo paralítico para que Jesús lo sanara. Había tanta gente donde estaba Jesús que tuvieron que subir al techo, abrir un hueco, y bajarlo por allí.

Lee la historia de los amigos amables en Marcos 2:1-12.

amigos amables

–Ustedes son mis amigos amables –dijo Manuel a Felipe y los otros muchachos–. Gracias, muchas gracias, por darme la silla y por llevarme a la iglesia.

LO QUE TÚ PUEDES HACER

¿Conoces a alguien que está enfermo? Tal vez un amigo que tiene problemas como los de Manuel. Piensa en algo que puedes hacer para ayudarle.

Y si tú estás enfermo o tienes otro problema, puedes pedir a Jesús que te ayude. Para Él nada es imposible. Y siempre tiene tiempo para escucharte.

Poster 1 Juan 4_7

La Perlita y mucho más

Haz clic para la historia: La Perlita 315 Los amigos amables de Manuel

Historia en color: 315 Los amigos amables de Manuel

amigos amablesHoja para colorear: 315 Felipe y Manuel

Póster: 315 Poster 1 Juan 4_7

Actividad: 315 Cuatro amigos amables

 

Flores en el jardín de Dios

nino con flor de amor

Imagina que el mundo es un inmenso jardín con flores de todo color. La variedad de formas y colores lo hacen sumamente hermoso. ¡No hay dos flores iguales!

En medio del jardín está la flor más grande y hermosa, la del amor. Cada pétalo tiene un significado especial. Busca en tu Biblia 1 Corintios 13:4-8 y verás lo que significa cada pétalo de la flor del amor.

Un pétalo dice que el amor tiene paciencia, otro dice que es bondadoso, que no es envidioso. El amor no se cree más que nadie, no es orgulloso ni egoísta; no se enoja fácilmente ni recuerda lo malo que le hacen. ¿Verdad que la flor del amor es hermosa?

CADA PERSONA ES ÚNICA

Así como Dios ha hecho la variedad de flores, y a cada una le ha dado su propio color y característica, ha hecho también única a cada persona. En el gran jardín de Dios cada persona es diferente, con la personalidad y los talentos que Dios le ha dado.

Tú eres único; no hay nadie como tú. Florece donde Dios te ha plantado. Con tu sonrisa, tu cariño y tu alegría, embellece el mundo donde vives.

UN EXAMEN DIFERENTE

¿Te gustan los exámenes? Quizá eres como la mayoría de las personas, que quieren escapar de los exámenes. Éste es un examen diferente.

palabras amor simple color

En la flor más bella del jardín de Dios, en lugar de «amor» pon tu nombre, o di «yo soy». Por ejemplo, lee «yo soy paciente» o «yo soy bondadoso». ¿Es verdad que eres paciente y bondadoso, o te falta practicar esas cualidades?

El Espíritu Santo de Dios es tu Ayudador. Con su ayuda puedes desarrollar cada una de las cualidades del amor.

AMÉMONOS UNOS A OTROS

Dios quiere que en su jardín haya amor. Cuando el Señor Jesús estuvo en la tierra dio a sus discípulos un mandamiento nuevo, el de que se amen unos a otros.

Ese mandamiento es también para nosotros. El amor a nuestro prójimo embellece el jardín de Dios. ¿Quisieras brillar con las bellas cualidades de la flor del amor?

¡Sé un niño o una niña amable!

Juan 13_34Para imprimir:

Historia: 311 Flores en el jardin de Dios NVI  

311 Flores en el jardin de Dios RVR

Historia en color:  311 Flores en el jardin de Dios NVI color 

311 Flores en el jardin de Dios RVR color

Hoja para colorear: 311 Flor del amor NVI    311 Flor del amor RVR

Póster: 311 Poster Juan 13_34 NVI     311 Poster Juan 13_34 RVR

Actividad:  311 El amor en accion NVI     311 El amor en accion RVR

tarjeta AMOR A4 rvr bn

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Feliz dia de amistad

Un verdadero amigo

SantiagoSantiago era nuevo en el barrio. Hacía poco que se había mudado allí con sus padres, dejando atrás todos sus amigos. ¡Qué difícil le parecía acostumbrarse en un nuevo ambiente! Su papá recibió un nuevo trabajo y por eso tuvieron que mudarse.

NO TENÍA NADA QUE HACER

Era sábado y no había clases en la escuela. Su hermana Rosa ya había conseguido amigas y estaba jugando con ellas. Santiago no tenía nada que hacer así que decidió salir a caminar. Al menos podía aprender los nombres de las calles.

Iba caminando con las manos en los bolsillos, silbando para no mostrar lo triste que estaba.

Miraba con ansias a los niños que jugaban felices. Llegó al parque y allí unos muchachos jugaban un partido de fútbol. Se recostó contra un árbol para mirar. Tenía que pestañear constantemente para no dejar caer las lágrimas. ¡Cómo echaba de menos a sus amigos!

Julio¿QUIERES JUGAR?

Cerró los ojos para olvidarse del partido que los muchachos jugaban y se asustó un poco cuando sintió que alguien le dio unas palmadas en el hombro.

–Eh, muchacho, ¿eres nuevo por aquí?

–Sí, recién nos hemos mudado.

–¿Quisieras jugar con nosotros?

–Claro, ¡me encantaría!

–Pues, juega en vez de mí.

–Gracias, gracias.

Santiago dejó de pestañear. Se olvidó de las lágrimas y con una sonrisa se metió con todo ánimo a patear la pelota.

Santiago y Julio

UN NUEVO AMIGO

Terminado el partido Santiago se acercó al muchacho que le había ofrecido que jugara en vez de él.

–¿Dónde vives? –le preguntó el muchacho.

–Allá en esa casa verde –contestó Santiago, indicando con el dedo–. Es el número 246.

–Si quieres te acompaño a tu casa. Tú puedes llevar la pelota. Te la puedo prestar hasta el lunes porque no juego fútbol los domingos.

Muy alegre Santiago aceptó la oferta. ¡Qué bueno era tener otra vez un amigo!

JULIO ERA DIFERENTE

Al acostarse esa noche Santiago pensó en su nuevo amigo. Se llamaba Julio y era diferente a los demás. ¡Prestar a alguien desconocido su pelota! Santiago no lo comprendía.

Desde ese día llegaron a ser buenos amigos. Julio era siempre muy amable.

–¿Por qué me diste tu lugar en el partido de fútbol? –le preguntó Santiago–. ¿Por qué te hiciste mi amigo?

–No te había visto antes y se notaba que estabas triste.

Entonces Julio le contó a su nuevo amigo que siempre trataba de portarse como lo haría Jesús si fuera él.

–¡Ah, eres evangélico!

–Sí. Te invito a que me acompañes a la iglesia.

–Lo voy a pensar –dijo Santiago.

JUlio y Santiago

EL MEJOR AMIGO

Esa noche Santiago nuevamente estuvo pensativo. Nunca había asistido a una iglesia evangélica; pero decidió que valía la pena ir si allí la gente era tan amable como Julio.

Con el tiempo Santiago tuvo muchos nuevos amigos, y lo mejor de todo es que conoció al Mejor Amigo, el Señor Jesús.

Por ser un verdadero amigo para Santiago, Julio tuvo la gran dicha de guiarlo a conocer a Cristo.

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SÉ UN BUEN AMIGO

¿Eres un buen amigo? ¿Quieren otros seguir a Cristo porque ven tu buen ejemplo?

Fíjate en la escuela o en tu vecindario si hay niños que andan solos, y que tal vez estén tristes como Santiago.

Sé un buen amigo y muéstrales así el amor de Cristo.

 

Para imprimir: 247 Un verdadero amigo color

 

 

AMIGOS DE DIOS

Rolando estaba emocionado. Había aprendido algo en la iglesia que nunca se hubiera imaginado. El maestro había hablado de Abraham, que era amigo de Dios.

Rolando sintió un gran deseo de ser amigo de Dios y se preguntaba cómo.

Don Julián era un anciano muy querido por los niños del vecindario donde vivía Rolando. Cuando tenían cualquier duda sobre algo los muchachos iban a casa de don Julián para consultarlo.
Ahora Rolando quería consultar este tema con su amigo anciano.

–Don Julián, ¿es verdad que podemos ser amigos de Dios? –le preguntó Rolando a su vecino.

Para Rolando don Julián era un hombre muy inteligente. ¿Quién mejor que él podría darle la respuesta?

LA CONCORDANCIA

–¿Amigos de Dios? Buena pregunta, muchacho. Lo estudiaremos juntos.

¿Cómo estudiarían el tema? Don Julián tenía un libro llamado Concordancia. Muchas veces Rolando lo había visto buscar una palabra que quería encontrar en la Biblia. En la Concordancia estaban las referencias a lugares donde la palabra se encontraba en el texto bíblico.

Otra forma de buscar algo en la Biblia es ir a la Internet. El hermano mayor de Rolando sabe hacer eso. Pero don Julián no tiene computadora. Él está feliz con su Concordancia.

–Buscaremos la palabra amigo –dijo don Julián.

Y comenzaron desde el Génesis a buscar lo que dice la Biblia acerca de amigos. Por fin, en el libro de Santiago, encontraron lo que buscaban. Allí, en el capítulo 2 y el versículo 23, decía acerca de Abraham: «fue llamado amigo de Dios».

LO QUE ENSEÑÓ JESÚS

–¿Cómo puedo ser amigos de Dios? –preguntó Rolando.

Y nuevamente buscaron en la Concordancia. Allí encontraron referencias a lo que Jesús dijo sobre los amigos,

–Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando –leyó don Julián, y prosiguió–. ¡Eso es! ¿Queremos ser amigos de Dios? Hagamos lo que Jesús nos manda.

En la iglesia Rolando había aprendido muchas de las cosas que dijo Jesús.

–Vayamos a la pizarra –dijo don Julián.

Siempre que consultaban algo con el anciano, hacían anotaciones en una pizarra que él tenía junto a su escritorio. También había allí un armario con libros.

Don Julián tenía muchos libros, porque había guardado todos desde que era niño. Él siempre aconsejaba a los niños a que cuidaran sus libros, porque decía que los libros son como amigos. A juzgar por su armario, don Julián tenía muchos amigos.

AMAR A LOS ENEMIGOS

–Veamos, muchacho, ¿qué sabes de lo que dijo Jesús?

–Lo que menos me gusta es que debemos amar a nuestros enemigos –dijo Rolando–. Eso quiere decir que tengo que amar a Alfonso, ese muchacho que siempre me grita malas palabras.

–¿Has orado por él? –le preguntó don Julián–. Jesús dijo que oremos por los que nos maltratan. También dijo que debemos bendecir a los que nos maldicen.

Así, conversando, el anciano y el niño fueron haciendo la lista en la pizarra. Anotaron una cosa tras otra.

–Si tratamos a los demás, como queremos que ellos nos traten, seremos muy buenos amigos de Dios –dijo don Julián.

TRATAR BIEN A LOS DEMÁS

Rolando pasó toda la semana intentando hacer justamente eso, tratar a los demás como él quería que lo traten. Hasta saludó a Alfonso cuando éste le grito malas palabras.

Todos los días fue a casa de don Julián para ayudarle con los mandados o cualquier otra cosa. Barría el patio, daba de comer al perro, sacaba la basura. Y siempre don Julián lo saludaba con una sonrisa.

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El domingo, en la clase bíblica, Rolando levantó la mano para pedir la palabra, y dijo:

–Profesor, yo sé cómo podemos ser amigos de Dios.

Muy feliz Rolando les explicó a sus compañeros lo que había aprendido en casa de don Julián al estudiar la Biblia, con la ayuda de una Concordancia.

–Somos amigos de Dios si hacemos lo que Jesús nos manda.

El profesor se sintió muy feliz porque su alumno había estudiado el tema de la lección durante le semana. Y, además de haber estudiado, había puesto en práctica la lección. Así que dejó a Rolando hacer la lista en la pizarra, de las cosas que debemos hacer si somos amigos de Dios.

¿Quieres ser amigo de Dios? Haz las cosas que Jesús manda.

Ustedes son mis amigos si hacen lo que yo les mando.
Juan 15:14, NVI

Para imprimir la historia: Amigos de Dios

Hoja para colorear: Rolando

Hoja de actividad; Lo que Jesús manda

Los tres amigos

Juan y José eran muy buenos amigos. Iban juntos a la escuela. Hacían juntos sus tareas. Asistían a la iglesia juntos. Hasta jugaban en el mismo equipo de fútbol.

Pedrito se sentía triste porque no tenía amigos. A veces lloraba y su mamá hacía lo posible por consolarlo.

–Mamá, creo que los niños no me quieren porque soy negro –decía él.

–No lo creo, hijito –le decía su mamá–. Tu piel es negra pero tienes un corazón tierno.

PEDRITO ESTABA SOLO

Un día Juan se fijó en Pedrito, que estaba sentado solo debajo de uno de los árboles en el jardín de la escuela.

–Mira qué triste está Pedrito –le dijo Juan a su amigo José.

José miró a Pedrito y asintió con la cabeza. Luego le preguntó a su amigo:

–¿Qué crees que podríamos hacer para alegrarlo?

DEBEMOS SER AMIGABLES

–La Biblia dice que seamos amigables –dijo Juan–. Una vez el discípulo Pedro invitó a Jesús a su casa.

–Ah, sí. Eso fue cuando su suegra estaba enferma con fiebre y Jesús la sanó.

–Creo que voy a invitar a Pedrito a mi casa  –dijo Juan, pensativo.

–Buena idea –respondió José.

Los dos amigos se acercaron a Pedrito. No sabían si él iba a aceptar la invitación.

–Hola, Pedrito –dijo Juan–. Quisiera invitarte a mi casa a jugar fútbol. ¿Puedes venir?

El rostro de Pedrito se iluminó de felicidad.

–¡Me encantaría!

Pero Pedrito titubeó un poco y luego les preguntó:

–¿No les importa que yo sea negro?

DIOS AMA A TODOS

Juan y José se miraron asombrados. Ellos nunca habían pensado en que el color de la piel fuera un problema.

–¿Crees que nadie te quiere porque eres negro? La Biblia dice que debemos ser amigables. Dios nos ama a todos por igual. A Él no le importa el color de la piel.

–Lo que Dios mira es nuestro corazón –dijo José.

Pedrito pensó en lo que le había dicho su mamá, de que él tenía un corazón tierno. ¿Qué significaba eso?

–Queremos ser tus amigos –dijo José–. ¿Te importa a ti que somos blancos?

NUEVOS AMIGOS

Los muchachos se rieron y Pedrito abrazó a sus nuevos amigos. A él no le importaba la raza ni el color. ¡Qué feliz se sentía!

Desde ese día los tres muchachos siempre anduvieron juntos y Pedrito ya no se sintió solo. Y nunca más volvió a pensar que nadie lo quería porque era negro.

UN CORAZÓN TIERNO

La mamá de Pedrito dijo que él tenía un corazón tierno. Él se preguntaba el significado de eso. Quiere decir que uno es compasivo, sensible, piadoso, caritativo. Busca esas palabras en un diccionario para mayor explicación.

Lo que a Dios le importa es cómo está tu corazón, y no el color de tu piel. Busca ser amable y compasivo, así como Juan y José, que se preocuparon por un niño que estaba solo y triste. Nuestro mundo necesita más niños y niñas amables y generosos.

La gente juzga por las apariencias,
pero el Señor mira el corazón.

1 Samuel 16:7, NTV

Para imprimir la historia: Tres buenos amigos

Hojas para colorear:

Pedrito

Dos buenos amigos

Hoja de actividad: ¿Qué mira Dios?