¿Estás listo? ¿Estás lista?

Al leer el título seguramente te preguntas: ¿listo para qué? ¿Estás listo para la fiesta más grande y maravillosa de todos los tiempos?

Si amas a Jesús y lo has recibido como tu Salvador y Señor, eres su novia y vas a estar en las Bodas del Cordero. Allí estaremos alabando a Jesús gente de toda raza, idioma, pueblo y nación.

¿Te parece complicado? Todos los que amamos a Jesús somos su novia y un día estaremos con Él para siempre. Jesús nos está preparando lugar y ha prometido venir a llevarnos con Él.

Así era en los tiempos de Jesús. El novio preparaba una vivienda para la novia. Después iba a buscar a su amada y la llevaba a su nuevo hogar.

EL COMPROMISO DE LOS NOVIOS

Cuando un hombre se enamoraba de una joven, iba donde el padre de ella para pedir que sea su novia. Llevaba dinero y un contrato de matrimonio, y ambos discutían sobre el precio del compromiso.

Lo que un hombre pagaba por su novia solía ser más de lo que ganaba un obrero en medio año. Si el padre aceptaba, bebía vino con el novio; luego invitaban a la joven a pasar. Si ella aceptaba, el novio y la novia sellaban su acuerdo bebiendo de misma copa de vino, y se daba una bendición.

El compromiso duraba hasta doce meses y desde entonces se trataba a la novia como si realmente estuviera casada. Pero los novios seguían viviendo cada uno en la casa de sus padres.

La novia se preparaba para ser una buena esposa y el novio se encargaba de buscar una vivienda para su amada, la cual podía ser una habitación dentro de la casa de sus padres.

EL DÍA DE LA BODA

Cuando llegaba el día de la boda, el novio iba a la casa de la novia para recibirla de sus padres. Los invitados y las damas de honor estaban reunidos allí esperando al novio. Solía ser de noche, y tenían lámparas que ardían con aceite de oliva.

El novio venía acompañado de sus amigos y tenía mensajeros que anunciaban su llegada. La novia, con sus invitados y las damas de honor iban en una procesión festiva a la casa del novio o de su padre, y allí se hacía la ceremonia del matrimonio y el agasajo. ¡A veces la fiesta duraba una semana!

Una vez Jesús, su madre y sus discípulos fueron a una boda en Caná de Galilea. Allí hubo un problema, que faltó el vino. Entonces Jesús hizo su primer milagro. Mandó que llenaran de agua seis grandes tinajas. Luego transformó el agua en vino.
Cuando el encargado del banquete probó el vino se sorprendió y dijo al esposo: «Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han bebido mucho, entonces sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino hasta ahora.»

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Lee la historia en Juan 2:1-11.

LAS DIEZ DAMAS DE HONOR

Jesús comparó al reino de Dios con diez jóvenes, damas de honor, que salieron a recibir al novio. Como era de noche, tomaron sus lámparas de aceite para iluminar la oscuridad. Cinco de las jóvenes eran descuidadas y cinco eran responsables.

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Las damas de honor que salieron a recibir al novio

¿Cómo sabemos que eran descuidadas? Porque no llevaron aceite extra para cuando sus lámparas estuvieran por apagarse.

El novio tardó en llegar. A las damas de honor les dio sueño y se durmieron. De repente, como a la media noche, los mensajeros gritaron: «¡Ya viene el novio! ¡Salgan a recibirlo!»

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Cabecearon y se durmieron

Todas las jóvenes se levantaron y prepararon sus lámparas. Entonces las descuidadas se dieron cuenta de que no tenían suficiente aceite. ¡Sus lámparas se estaban apagando! Asi que pidieron a las responsables que les dieran aceite.

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«¡Vayan a comprar su propio aceite!»

¿Crees que las cinco damas de honor responsables tenían aceite suficiente para dar a las descuidadas? ¡No! Les dijeron que era mejor que vayan a comprar aceite. Y ellas se fueron.

Mientras tanto, llegó el novio. Las cinco jóvenes responsables entraron con el novio a la fiesta de bodas. ¡Y la puerta se cerró!

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Las que estaban preparadas entraron a la fiesta.

Llegaron las cinco jóvenes descuidadas y encontraron la puerta cerrada. Cuando gritaron al novio que les abra la puerta, él les contestó: «No sé quiénes son ustedes. ¡No las conozco!»

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Por ser descuidadas, no entraron a la fiesta de bodas.

Lee la historia en Mateo 25:1-13.

LISTOS PARA LA VENIDA DE JESÚS

Al contar esta parábola, Jesús dijo que debemos estar siempre alerta, listos para su venida, porque no sabemos ni el día ni la hora en que Él volverá. ¡Pero sí sabemos que vendrá!

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¿Estás listo? ¿Estás lista? El gran banquete en el cielo será maravilloso. Entrega tu corazón a Jesús y espera su venida.

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Todos los materiales que acompañan a esta historias están en Mis Perlitas: https://misperlitas.wordpress.com/2016/11/04/estas-listo-para-la-venida-de-jesus/

Las semillitas de mostaza

Cuando Ángel y Angela nacieron, nadie creía que iban a sobrevivir. Eran tan pequeñitos que sus padres podían tenerlos en la mano, como si fueran dos pajaritos. Habían nacido a los seis meses de gestación en lugar de los nueve meses, como es propio que desarrolle un niño en el vientre de su madre.

–Si estos niños sobreviven será un milagro –dijo el médico que atendió a la madre de los gemelos.

–Voy a pedir a Dios que nos conceda ese milagro –dijo el padre de los gemelos–. Estas semillitas de mostaza van a crecer tan grandes como cualquiera.

Desde ese momento los padres de Ángel y Angela oraron con fe que sus «semillitas de mostaza» crecieran normalmente.

NADA SERÁ IMPOSIBLE

Jesús dijo algunas cosas acerca de las semillas de mostaza. Una de ellas es que si tenemos fe, aunque sea tan pequeña como una semilla de mostaza, podemos decirle a una montaña que se mueva de aquí hasta allá, y la montaña se moverá. Nada será imposible.

La «montaña» de estos padres era los dos angelitos, tan pequeños que los podían tener en la mano. En verdad eran angelitos; por eso los nombraron Ángel y Angela. Pero el papá les decía Semillitas de Mostaza.

UNA SEMILLA DE MOSTAZA

Jesús comparó al reino del cielo con una semilla de mostaza. Es la más pequeña de todas las semillas, pero cuando se siembra en un huerto se convierte en la planta más grande. Esa planta crece hasta llegar a ser un árbol y los pájaros hacen nidos en las ramas.

Como pequeñas semillitas Ángel y Angela habían crecido, como cualquier bebé nacido normalmente, y ya habían cumplido diez años. El papá y la mamá hicieron una gran fiesta para celebrar a sus «semillitas». Ángel celebraba que había ganado un concurso en la iglesia y le habían dado una hermosa Biblia ilustrada con láminas en color. Pero no podía gozarse ralamente porque una voz en su interior le decía: «Esa Biblia no te corresponde; hiciste trampa».

LA TRAMPA DE ÁNGEL

La maestra les había hablado de lo que Jesús enseñó acerca de la semilla de mostaza y había llenado una botella con semillitas. Los niños debían adivinar cuántas semillas de mostaza había en la botella y el premio sería una Biblia ilustrada. Les dio una semana para pensarlo.

Angelito2 colorÁngel había visto una botellita de semillas de mostaza en la despensa de la cocina. Cuando nadie lo vio tomó la botella y fue a un lugar privado para hacer la trampa. Contó las semillitas y, según lo que había en la botellita de su mamá, calculó que en la botella de la maestra debía haber unas 6.000 semillitas. Esas semillas son granos diminutos.

El total de la maestra era 6.251. Fue así que Ángel acertó y se llevó la Biblia. Pero, como ya sabes, no disfrutó del premio porque su conciencia lo acusaba. «Hiciste trampa… hiciste trampa… hiciste trampa…»

Ángel solía contarle todo a su hermana pero no le contó acerca de la trampa que había  hecho. Se excusaba diciendo que la maestra no había dicho que era prohibido contar semillas; pero en el fondo Ángel sabía que era una trampa lo que había hecho.

LA VOZ DE LA CONCIENCIA

Dos voces luchaban en su corazón. Seguramente tú también has oído la voz de la conciencia. Por fin, la voz «buena» ganó, y Ángel confesó su pecado. «No merezco este premio», le dijo a la maestra, y le devolvió la Biblia.

Angela no podía creerlo. ¡Su hermano estaba devolviendo la Biblia! Ella estaba muy contenta por la Biblia, y ahora él la devolvía. Pero se alegró al ver una mirada de alivio en su hermano. ¡Ángel ahora respiraba tranquilo!

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Cuando Ángel les contó a sus padres lo que había pasado, su papá le dijo:

–Eres un verdadero granito de mostaza. Sigue en este camino. Escucha a tu conciencia. Obedece a la voz del Espíritu Santo. Jesús no dijo que tenemos que tener gran fe. Basta que sea como un granito de mostaza.

Otra vez el papá contó a sus «ángeles» el gran milagro que era su vida. Como un granito de mostaza, sembrado en un terreno de amor, habían crecido… y seguirían creciendo.

TU VIDA ES UN MILAGRO

Aunque tu llegada al mundo no haya sido tan espectacular como la de Ángel y Angela, tu vida también es un milagro.
Las promesas de Jesús son para ti. Si tienes fe, aunque sea solo como un granito de mostaza… ¡Nada será imposible!

Lee Mateo 17:20 y 13:31-32.

Para imprimir la historia y otras ayudas, visita http://misperlitas.wordpress.com