Pimienta estaba confundido. Pensaba en la marcha de alabanza de los soldados del rey Josafat. ¿Qué tiene que ver GRATITUD con una marcha de alabanza? se preguntaba nuestro amiguito.
–Al alabar a Dios expresamos nuestra gratitud –dijo doña Beatriz–. Es la forma en que damos gracias a Dios.
Luego sugirió que digan agradecimientos a Dios, y preguntó quién quería comenzar.
Pepita inmediatamente expresó su agradecimiento.
–Quiero dar gracias a Dios y a doña Beatriz por mi Biblia –dijo ella–. Cuando doña Beatriz me regaló una Biblia mi papá no quiso que la acepte; pero ella lo convenció para que pueda tenerla. Ahora él quiere que le lea la Biblia. Esta noche voy a leerle acerca de Josafat. Le va a gustar.
Agradecimientos
–Estoy agradecido con doña Beatriz por dos cosas –dijo Pimienta–. Primero, por la Biblia que me dio, y también por los zapatos. Ya no tengo que venir al Club con sandalias.
–¿Qué tiene de malo usar sandalias? –preguntó un niño.
–Nada –respondió Pimienta–. Pero yo quería tener zapatos como todos ustedes. Y ahora los tengo.
–Pimienta, doña Beatriz quiere que demos gracias a Dios –dijo Samuel–. ¿Por qué dices cosas que te dio doña Beatriz?
–Porque ha sido muy buena conmigo –respondió Pimienta–. Doy gracias a Dios por doña Beatriz.
–Yo doy gracias a Dios por Pepita –dijo Estrella–. Es mi mejor amiga. Estoy feliz porque me trajo al Club.
–Doy gracias a Dios por mis tíos –dijo Samuel–. Ellos me recibieron cuando quedé huérfano.
Los niños siguieron diciendo sus agradecimientos. Entonces Sal tuvo una idea.
La sugerencia de Sal
–¿Por qué no hacemos un desfile, como la marcha de alabanza? –sugirió Sal–. Podemos desfilar y cantar como los soldados y los cantores del rey Josafat.
–¡Sí, sí, sí! –gritaron los niños.
¿Dónde desfilarían? Doña Beatriz sugirió que hicieran una pequeña marcha en el jardín.
–Allí nadie nos va a ver –dijo Sal–. ¿Por qué no salimos a la calle para que los vecinos nos vean desfilar?
Doña Beatriz pensó que harían desorden. Para que ella los dejara salir a desfilar por el vecindario los niños tuvieron que prometerle que marcharían ordenadamente.
Primero inventaron una canción de agradecimiento. Luego ensayaron la marcha en el jardín.
Sal dio gracias por el sol y porque en el fútbol anotó un gol. Pepita dio gracias por el alimento, y para hacer rima Samuel dijo «aliento». Estrella dio gracias por la Biblia y por su familia.
Doña Beatriz escribió esta canción en la pizarra:
Gracias a Dios por la Biblia y por mi familia.
Gracias a Dios por Jesús, que murió por mí en la cruz.
Gracias por el gran amor de Jesucristo mi Salvador.
Desfile con banderas
Para que la marcha sea más emocionante los niños hicieron banderas de papel. Cada uno escribió en su bandera un agradecimiento, como: Biblia, Jesús, zapatos, sol, tíos…
Mientras los amiguitos del Club hacían sus banderas doña Beatriz les enseñó una melodía alegre para un versículo de la Biblia que cantarían al desfilar.
Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente
y para siempre.
Cada día te bendeciré.
Colorearon las banderas y les pusieron un palito largo y delgado. Ahora estaban listos para salir a desfilar por el vecindario. Para que no tuvieran que cruzar por calles traficadas, dieron una vuelta a la manzana.
El perrito Dino iba saltando feliz con los niños, que cantaban a voz en cuello y movían sus banderas.
Como era sábado, muchos de los vecinos estaban en casa. Al oír a los niños que pasaban desfilando y cantando, abrieron las ventanas o salieron a la puerta. ¡Era una novedad!
El papá de Pepita les aplaudía con fuerza. Se sentía orgulloso de ver a su hijita desfilando con su Biblia y su bandera.
Fue un desfile tan alegre que los niños dieron dos vueltas a la manzana.
Pimienta ya no dudaba en su corazón. El desfile de gratitud lo convenció de que la alabanza y el agradecimiento van de la mano. Los días siguientes no dejaba de cantar «cada día te bendeciré».
Era su alabanza de gratitud.
MIS PERLITAS
En Mis Perlitas está todo lo relacionado con esta historia.