Teodoro vivía en la selva del África, donde había leones, elefantes, tigres, leopardos… Había muchos otros animales salvajes, que si tú los vieras seguramente tendrías miedo.
Teodoro era valiente y sabía defenderse de los peligros de la selva. Pero había algo que le daba mucho miedo.
Todos lo sabían. A veces los muchachos del pueblo donde vivía Teodoro se burlaban de él. ¿Qué le daba mucho miedo? ¡La oscuridad!
MIEDO A LA OSCURIDAD
En la selva del África la oscuridad puede ser tan negra como el carbón. Teodoro nunca quería andar solo de noche. Los leones y los tigres no le daban tanto miedo como la oscuridad.
Una noche, Teodoro y algunos de sus amigos estaban conversando con el misionero que había llegado al pueblo. ¿Sabes lo que es un misionero? Es alguien que lleva el mensaje del amor de Dios a otras tierras.
Los muchachos hablaban del temor. Aunque a veces se burlaban de Teodoro porque él no quería andar solo en la oscuridad, ellos también tenían temores. Los muchachos temían a los brujos y los espíritus malos.
El misionero les había enseñado acerca del Señor Jesús, que puede quitarnos el temor y darnos su paz.
–¿Sabían ustedes que Teodoro ya no tiene miedo? –dijo el misionero–. Él ha entregado su corazón a Cristo.
EL TÍMIDO TEODORO TOCA LA CAMPANA
Los muchachos no podían creer que el tímido Teodoro no tuviera miedo.
–Pidan a Teodoro que vaya a la iglesia a tocar la campana –les sugirió el misionero.
Todos se rieron. Eso les parecía imposible. Era de noche y no había luna. La oscuridad, de veras, era negra como el carbón. ¿Quién se atrevería a salir solo?
Entonces Teodoro salió a la oscuridad. Los muchachos se miraron asombrados. Al rato se escuchó el repicar de la campana de la iglesia. Cuando Teodoro regresó, los maravillados muchachos le preguntaron si no tuvo miedo.
Con una sonrisa, que mostraba sus hermosos dientes blancos, Teodoro les contestó que ahora amaba a Jesús y que ya no tenía tanto miedo.
GANÓ RESPETO
Desde ese día los muchachos ya no se burlaron de Teodoro. Cuando salió solo en la oscuridad y fue a tocar la campana de la iglesia, se ganó el respeto y la admiración de los que antes se habían burlado de él.
¿Crees que Teodoro ya no sentía miedo? Siempre temblaba un poco cuando salía a la oscuridad; pero el saber que Jesús estaba con él le daba ánimo. Cuando sus amigos le preguntaban cómo era que ya no tenía miedo, Teodoro respondía: «Amo a Jesús. Por eso no tengo miedo.»
DOS MISIONEROS VALIENTES
Muchísimos años antes de que Teodoro corrió a tocar la campana esa noche negra como el carbón, en una fría y oscura celda estaban sentados dos hombres, con las espaldas completamente heridas por azotes. Tenían los pies aprisionados en unas maderas llamadas cepos.
Esos dos hombres eran Pablo y Silas, dos misioneros que habían viajado a Europa para predicar el evangelio.
¿Por qué estaban en la cárcel? ¿Habían robado? ¿Habían matado a alguien? ¡No! ¿Qué habían hecho? Una muchacha adivina había sido sanada en el nombre de Jesús. Sus amos se enojaron porque ella ya no podía adivinar y traerles ganancias. Acusaron a Pablo y Silas ante las autoridades; por eso estaban en la cárcel.
Lee en Hechos 16:11-34 el emocionante milagro que Dios hizo para ponerlos en libertad.
NO TEMAS
En el frío de la noche Pablo y Silas cantaron alabanzas a Dios. No tenían miedo porque Jesús estaba con ellos.
Con la ayuda de Dios Teodoro venció sus temores. Así también tú puedes vencer el miedo.
Si contaras todas las veces que en la Biblia dice «no temas», encontrarías una para cada día. Dios quiere que sepas con toda seguridad que Él está contigo. ¡No temas!
En MIS PERLITAS están las ayudas para esta historia.