Fiesta de luz en el Club Tesoros

Sal y Pimienta son dos amigos inseparables. Sal tiene piel blanca y Pimienta es más oscuro. Sal y Pimienta son sobrenombres y nadie recuerda quién se los puso. Algunos ni siquiera saben que Sal es Alberto y Pimienta es Félix.

Deberían haberles puesto Leche y Chocolate, o ¿por qué no Café con Leche? La piel de Pimienta es de un hermoso color café. Pero no hablemos de los sobrenombres de estos niños, porque hay algo más importante que tratar.

Club Tesoros del Rey

Sal y Pimienta tienen una amiga llamada Pepita. Una de sus vecinas es doña Beatriz. Todos los sábados los niños del vecindario se reúnen en casa de la buena vecina para la reunión del Club Tesoros del Rey. Allí aprenden hermosas historias de la Biblia. Doña Beatriz les habla del amor de Dios y les enseña cómo ser buenos ciudadanos.

Ahora la buena amiga de los niños los había llamado a una reunión especial para hablar con ellos de algo importante.

–¿Qué será tan importante que doña Beatriz nos haya llamado a una reunión especial? –le dijo Pimienta a su amigo Sal mientras iban de brazo a casa de la buena vecina.

–Quizá sea por el halloween –dijo Sal.

–¿Por qué piensas que sea por el halloween? –respondió Pimienta, sorprendido. Él es un muchachito que siempre tiene muchas dudas y preguntas.

Conversando, estos amiguitos llegaron a la casa de doña Beatriz. Varios niños del Club ya estaban reunidos. Sal saludó a todos con un fuerte «Hola», moviendo la mano. Pimienta siguió su ejemplo, aunque su saludo no fue tan fuerte.

–Gracias por venir –dijo doña Beatriz, con una sonrisa alegre, a la vez que movía la mirada de un niño a otro–. Quiero explicarles acerca del halloween y hacerles una invitación.

–Ya ves –le susurró Sal a su amigo–. ¡Lo sabía!

No era la primera vez que Sal adivinaba cosas.

–¡Shhh! ¡No conversen! –les amonestó su amiga Pepita.

¿Qué es el halloween?

Doña Beatriz había puesto un cartel en la pared, que decía «no» al halloween y «sí» a Jesús. Ella quería explicar a los niños el significado de esta celebración, que no tiene nada que ver con el amor de Jesucristo, que es la luz del mundo.

–¿Les gusta el halloween? –preguntó.

–¡Sííí! –gritaron todos levantando las manos.

Entonces doña Beatriz les habló de su preocupación, de que el halloween no honra al Señor Jesucristo.

Jesús es la luz del mundo. Todo lo hermoso y puro viene de Él. Así también, los que creemos en Él somos luz.

El halloween es una noche de brujas y de muerte, que de ninguna forma honra a Dios. Muchos piensan que solamente es un juego inocente de disfrazarse e ir de casa en casa pidiendo caramelos; pero en realidad es una fiesta al diablo.

Su origen es muy antiguo, desde antes del nacimiento de Jesús. Comenzó como un «festival de la muerte». Se celebra la oscuridad, y no debemos participar porque somos luz.

–Quisiera que estén aquí conmigo en halloween –dijo doña Beatriz–. Haremos una fiesta de luz. Traigan a sus amigos e invitaremos a la fiesta a los que vienen a la puerta.

–¡Una fiesta de luz! –gritó Pepita, que recordó el día que doña Beatriz le hizo una fiesta de cumpleaños–. ¡Me encantan las fiestas!

Todos comenzaron a hablar a la vez, cada uno con ideas de cómo sería la fiesta.

–Pidan permiso a sus padres –les dijo la buena vecina–. Y avísenme si vendrán.

Una fiesta de luz

En la noche de halloween Pepita llegó a la fiesta con su amiga Estrella, la niña con síndrome de Down. A Estrella nunca antes la habían invitado a una fiesta tan bonita, con globos, golosinas, juegos y premios.

–Doña Beatriz me quiere –le dijo Estrella a Pepita.

–Ella nos quiere a todos –respondió Pepita–. Es la vecina más buena de todas. Siempre te hace sentir importante.

Para que doña Beatriz no tuviera que interrumpir la fiesta cuando alguien tocara la puerta, Sal se ofreció a saludar a los que llegaran. Él los invitaba a entrar. Los que no se quedaban recibían una bolsita con golosinas y una tarjeta dibujada por doña Beatriz, con un mensaje de luz y amor.

Al terminar la fiesta, cuando los padres venían a recoger a sus hijos, para que no volvieran a casa solos en la oscuridad, los niños no querían irse. Entonces doña Beatriz les prometió que pronto harían otra fiesta.

–¡La fiesta de luz ha sido mejor que cualquier halloween! –dijo Pimienta–. Gracias doña Beatriz.

MIS PERLITAS

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