Las dos canastas

CANASTAS 2 COLORAnita se sentía muy triste y afligida. Su mamá estaba en cama, gravemente enferma.

En la casa reinaba un silencio absoluto. Anita caminaba de puntillas de un cuarto a otro. No sabía qué hacer. Se le habían ido las ganas de jugar, y tampoco tenía con quien conversar. Estaba muy, pero muy triste.

UNA BUENA IDEA

De pronto tuvo una idea. En su mente sonaba un ver-sículo de la Biblia que había aprendido en la escuela dominical:«¡PIDAN Y RECIBIRÁN

CANASTAS 3 COLOREntró corriendo a su dormitorio, dobló sus rodillas junto a la cama, y pidió de todo corazón la sanidad de su querida mamá.

CANASTAS 4 COLORSalió de su cuarto calmada. Entonces se encontró con la enfermera, y ella le dijo: «Acaba de irse el médico; dijo que pronto verás sana a tu mamá. Ella está mejorando.»

¡Qué buenas noticias! Anita comenzó a saltar de alegría. Dios había escuchado su oración.

UN SUEÑO EXTRAÑO

Antes de dormirse esa noche, Anita oró como de costumbre. Durante la noche tuvo un sueño muy extraño. Ella iba caminando por las calles de un país muy hermoso; era el cielo.

Mientras caminaba vio a dos ángeles. Cada uno de ellos estaba halando una canasta desde la tierra. Una de las canastas se veía muy pesada. El ángel sonreía.

dos canastas colorUNA CANASTA VACÍA

Anita miró al otro ángel, que no parecía nada contento. Cada vez que halaba su canasta llegaba vacía. Anita sintió lástima al ver al ángel tan triste, pero a la vez una curiosidad grande por saber la razón de todo esto. Por fin se animó a preguntárselo:

–Querido ángel, ¿por qué su canasta llega vacía?

Muy triste el ángel le respondió:

–Te lo diré, pequeña. La canasta llega vacía por-
que los hijos de Dios en la tierra se olvidan de agradecer al Señor por la ayuda que reciben. Esta es la canasta de los agradecimientos. Nunca llega llena como la canasta de las peticiones. Al contrario, muchas veces llega completamente vacía. Tú misma acabas de verlo.

Al escuchar las palabras del ángel, Anita sintió como una punzada en su corazón. Luego se despertó.

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UNA LECCIÓN IMPORTANTE

¿Cómo he podido olvidarme de dar gracias a Dios por la mejoría de mi mamá? –pensó Anita, arrepentida–. Yo también he entristecido al buen ángel.

Por medio de ese extraño sueño, Anita aprendió una lección muy importante. Nunca dejó de enviar agradecimientos al cielo por las oraciones contestadas.

¿Qué de ti? ¿Agradeces a Dios por sus bondades?

UN LEPROSO AGRADECIDO

Una vez Jesús sanó a diez hombres que tenían una enfermedad contagiosa llamada lepra. Lo triste es que cuando los leprosos descubrieron que estaban sanos, sólo uno de ellos volvió para dar las gracias a Jesús.

APRENDE A AGRADECER

Algo de lo más hermoso en la vida es ver niños bien educados, que saben decir «muchas gracias». En primer lugar, aprende a agradecer a Dios. Anota aquí por lo menos tres cosas por las que quisieras darle gracias.

Den gracias al Señor, porque Él es bueno.
1 Crónicas 16:34, NTV

Si quieres imprimir la historia y hojas para colorear, estáan en Mis Perlitas.

La historia ilustrada de Anita esta en el sitio HermanaMargarita.

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